- Habla Latitud Cero de “este invierno perpetuo”… La realidad supera al mayor terror inventado. Lo doloroso del tiempo es que pasa. Normalmente uno se imagina el mal como permanente y monótono. Pero no lo es. No debe serlo. Lo que hiere y amenaza es el cambio frente a la quietud del escenario que habitamos. La hueca ilusión por un paisaje a nuestra medida. Inutilidad del sueño adolescente en un ritmo inadecuado. Estamos solos en el mundo? No importa. Si al menos el amor… O un pedazo de carne.
9 comentarios:
- Pues sí.
Pasa.... pero a veces, parece anclarse en nuestros huesos, y anidar en los huecos de alguna ventana - o catedral- sin remedio.
¿Acaso eres de mi tribu?
" No importa. Si al menos el amor… O un pedazo de carne. "
Sionfender, el tiempo anclado y el invierno perpetuo son una metáfora. El tiempo es un río - queramos o no - éste, pasa.
Sinceramente yo no sé si para bien o para mal. Supongo que para bien y para mal. Los días, los años: huyen.
- En efecto, en tiempo pero, sobre todo, el espacio... Los escenarios silenciosos testigos de nuestro tiempo en el mundo.
- Precisamente al contrario: el tiempo nos hace dudar si pasó o no pasó. La calle, la casa, el balcón, permanecen inalterables como prueba de veracidad de la memoria.
- El tiempo es aún más externo. Podemos volver al escenario, recordar visualmente cada piedra, cada paso que damos. El tiempo es niebla imprecisa, cálculo cerebral que no cala en lo porfundo. No podemos dominar el tiempo, demostrar su realidad de acto. Pero el espacio permanece, se queda entre nosotros, aún cambiante, modificado pero siempre nuestro. Que mi calle y tu calle sean las mismas y a la vez, diferentes es lo que nos activa para vivir, la subjetividad del uso. Es la sal de la vida.
- Acaso es el tiempo permanente? Puede la memoria darnos un concepto real de lo vivido? El recuerdo de lo que pasó nos hace más humanos por cuanto creamos sobre ese pasado. La actitud creativa del que ejercita el tiempo como constantemente construído. El espacio al ser más voluble al cambio, sin embargo nos da el color y el olor de lo vivido. La prueba del amor o la derrota. Sin creación, sólo escenario.
- Al final todo es creación: nuestra vida, el pasado, la memoria... El espacio por lo menos nos recuerda: Esto es real, has vivido.
- Si existe la certeza, seguro que no está en nuestra memoria... Los únicos reflejos reales son los externos, la objetividad aburrida de la calle... Veo que te ha molado participar en el blog eh? y no te das por vencida facilmente...
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