miércoles, marzo 28, 2007

Preterición

- Lo que no decimos porque tememos y no encontramos las palabras. Generalmente, sí, es que tememos y no queremos caer en una estación de oscuridad tras el júbilo. Preferimos mantener la duda, una esperanza mal alimentada sin la intención de trabajar la felicidad o lo que éste pudiera ser. Muchas veces lo he pensado. Sobra decir de nombres, de anécdotas, de alguna escalera muy transitada hacia esa habitación de intimidad que pudiera acogernos y hacernos crecer. Quedamos con los fetiches, lo cotidiano que no aporta sino memoria, un pasado rancio y, así, revivimos otro tiempo y lo pervertimos.
No costaba nada apartar la sábana, hablar al oído, compartir con ojos y manos toda la sucesión de calles y cultura capitalina. Poder enfrentar al monstruo del tedio como un sarampión infantil.
La ruina ineficaz pero muy dura. No ha sido fácil. Hoy el brillo de la nueva ocasión. Y, de vez en cuando, me ilusiona ser un secreto que te guarda la vida mientras me interesa ese mundo que vas a conquistar (¿conquistar?): dominar. Y me apasiona tu doble condición. Esa segunda opción que no florecerá pero dará que hablar y que sentir. Porque tú mantienes ese poso oculto de la contradicción.

domingo, marzo 25, 2007

Dobles Parejas

- Los caballeros y las damas del “Buen vivir”. Sabéis a quiénes me refiero. No encuentran las palabras y repiten las mismas como pequeños mantras. ¿Elegantes?... Rotundamente, no.

Me sale de dentro esta agonía de cifras y de gigantes amañados.

Los asesinatos o la crueldad de los espartanos. Comerse a los niños… Van a decir que es de mal compañero, de mal cristiano, aporrear puertas con los puños.

viernes, marzo 23, 2007

La Nada

- Este verano no se parece a ningún otro. Apenas termino de peinarme y el ruido me ciega las manos. ¿Es la libertad a la que acuden, en coro, el rico y el hombre débil? Paseo Torrevieja con cansada actitud de malditismo. Luego el paisaje cambia y ¡zas!, estoy en la carretera. ¿Es posible un sueño semejante, una ocasión de luchar por la felicidad escondida entre los labios? Voy repitiendo el camino poco a poco; primero la adecuada sensación de estar en casa, de pelear por fin por mi nuevo mundo. Más tarde, cuando la realidad surge de la nada y va tomando cuerpo y la vamos sabiendo con mayor profundidad, es la contradicción, la sorpresa, lo que no habíamos supuesto en cincuenta vidas…
¿En cincuenta vidas? Vamos, no seas ridículo, fuiste consciente enseguida: la mayor de las vergüenzas te perseguiría y, aún así, optaste, elegiste mal. ¿Qué esperabas?, ¿una palmadita en la espalda por tu rechazo a los horarios, por tu caminar desaliñado, por tu gusto por la polémica? Lo sabías, y todos sabíamos que lo sabías pero no teníamos todavía la suficiente confianza para decirte: “Esto no te lleva a ninguna parte?”
Fue la cacería del amor, también. Toda esa mentira que alimentabas como un tema recurrente. ¿Quisiste alguna vez a alguien?. Nunca te moviste, fue un mes y otro mes y todo un año palideciendo, subiendo escaleras, buscando algún rincón lleno de amigos, de ocio, horas tras hora.
Ahora todo ha cambiado ¿ha cambiado? Debe hacerlo. Eres más sabio, al menos, tus células son más viejas. Estás sereno. Todo eso debe repercutir positivamente.

jueves, marzo 22, 2007

Un Viaje Incómodo

- Estoy fatigado de tanta mala digestión. De los niños de los columpios o de las madres con prisa, de los padres por el deporte me traigo lo mejor. La imagen más cuidada y repetida. La calle en bullicio y esperanza. Lo otro, la pesadilla. Cotidiana lucha de irrealidad. Son malos momentos para las ideas. Las ideas nos están consumiendo. ¿Las ideas? O su vómito, su expulsión desde las vísceras. Me apetece volver al ring, despedazar poco a poco mi piel y que se curta lo que quede. Un viaje incómodo y un amanecer inseguro.

lunes, marzo 19, 2007

Dos Mujeres

- Toda la marea de sombras, a vararse entre la tierra y el cielo, indiferentes al dolor que provocan, al momento exacto de la imagen que se cruza perfecta entre dos carnes. Ahí la una, en repetida labor, sin apenas margen para la voz, los dientes blanquísimos; la otra, muy de cuando en cuando, sin sonreír, acaso aguantándose los huesos, protegiéndolos para el siguiente baile. Un baile, una vez en aquella sala, rodeada de ingratos colegas, pero muy seria, como ahora, simplemente. Sin moverse, sin mirar a un lado u otro. Temprana quizás o muy tarde. La vida es un capítulo doble, de dos temporadas distintas. Aparecemos muy jóvenes o muy viejos, sin cambiar de canal. La delicadeza del trato, esos modales de buena chica, educada en una casa de merienda caliente…Imposible la ebriedad entre tus manos. Ningún Gainsbourg te sonrojaría fumando o soltando obscenidades. La piedad es una respuesta conveniente.

Mientras la bella esfinge sirva de consuelo, no hay camino posible a la alabanza o al ateísmo puro y duro. Sabéis a qué me refiero. Mientras se aleja por la calle bajo el granizo cruel del norte, me retiro a pensar.

He dejado una bomba sobre tu almohada.

sábado, marzo 17, 2007

Juan Muñoz "Last Conversation Piece"

- No puede ser que en mil años no hayan aprendido a vivir. Es inaudito. Nosotros, que hemos viajado tantas galaxias, no podemos compartir su destino. Mira que nuestras formas se atrofian con el sol, hemos de pelear rápido, anunciarlo todo pero, ¿a quién? ¡Tantas diferencias entre ellos!. ¿A quién dirigirnos? Escuchan nuestros cuchicheos pero no se sorprenden. No se alejan. Esto no estaba previsto. Desde nuestro nacimiento ha sido una obligación, nunca un interés o un gusto… Que se acerquen. Deben hacerlo. Que no se engañen por este sol de mañana, por este calor que alimenta el pecho. Pronto, muy pronto.

jueves, marzo 15, 2007

Poder

(La gran mayoría de las cosas no importa, pero una anciana a quien conozco siempre predice castigos y tinieblas, y sus profecías importan, aunque quizá no se cumplan nunca. Éste es un motivo por el que no me preocupo mucho, pero me gusta decirle que tiene razón y también que se equivoca, porque lo que dice no va a ocurrir. Sin embargo, ¿cómo puedo o cómo puede saberlo alguien? Porque las estaciones vienen y se van parsimoniosamente, y uno se apropia de algo de cada una, según los deseos de cada uno y lo que deja atrás. No hace mucho, esto me tenía perplejo, pero ahora ya es demasiado tarde. Cae la tarde y los álamos modifican las estrellas. Llena un grito todo en torno a este observatorio).

John Ashbery – Fragmento del poema:”Una bonita presentación”, incluido en su libro: “Secretos chinos”. Traducción: Dámaso López García.

- Mi vecino de arriba se parece a un hombre que ya está muerto. Cuando me encuentro con él en el ascensor, o le saludo por la calle, no puedo evitar pensar que el trazo de sus rasgos, el gesto, incluso su peinado son los mismos de los de un hombre que ya está muerto. Un hombre que no existe. O sea: su conciencia aún puede engañarle asegurándole una inmortalidad ficticia, ese apego íntimo que le guardamos a la vida mientras nos sabemos unos e indivisibles. Pero yo sé (y eso es lo grave) que su carne, sus células se han juntado en el azar de un modo que ya lo habían hecho antes, que su lugar en el mundo no es casual y obedece a la predestinación mortal de la especie. Yo sé y él puede que no sepa. ¿Creerá aguantar hasta escuchar el corno de Rafael en el último día? Podría susurrarle o dejarle un mensaje en el buzón pero ¿sería yo capaz de aguar la fiesta en la que cree vivir? Por ahora me contento con alzar levemente la cabeza cuando nos cruzamos paseando o con hablar del tiempo en el ascensor. Pero este silencioso poder me reconcome.

* *

Me enteré de la muerte de Claudio Rodríguez mientras aprendía inglés en Lancaster, Pennsylvania (USA). Entré una tarde en la Web de El País y leí algo así como: “Los zamoranos despiden a Claudio Rodríguez lanzando rosas al Duero”. Me entristecí mucho sobre todo porque, en ese momento, en España, un ejemplar de “Desde mis poemas” descansaba sobre mi mesilla de noche. Luego, la familia americana me llevó a ver una obra de Shakespeare que se representaba en un maravilloso parque de la ciudad. Hicimos un picnic y nos quedamos hasta la noche caminando entre los árboles. Sentado en un columpio, ya al final de la velada, me detuve a pensar y miré al cielo: “¿seguirán hablándonos después de Claudio? Era 1999.

martes, marzo 13, 2007

Flequillo Y Chapas

- Mientras hablaba por teléfono entre la marea de hombres y mujeres, mientras el autobús cerraba sus puertas y se alejaba en cotidiana labor y serena, yo me quedé pensando en la profunda soledad del Atlántico como si nunca hubiera pensado en nada. Ahí, en un breve espacio funcional, apenas amable con anuncios de perfumes (¿o era una marca de moda?), detuve mi tiempo en reflexión acompañada por Family desde mi Mp3. (me dicen que la jubilación del discman me hace vulgar y que ahora padezco de la misma atrofia tecnológica…mi discman, qué pena…él tan antiguo y tan fiel hasta el final).
Pero decía de la muchacha del autobús. Un autobús que me servía como cualquier otro pero que no me decidí a tomar. Demasiada gente, poco espacio. Y ahí se quedó ella colgada del móvil. Rápidamente supuse que hablaba con su novio. Pero puede que fuera con su madre o con un tío de Murcia. El caso es que me puse a pensar en el océano y en esa nada que le ocurre cada día, ahí donde no hay gaviotas o barcos que lo profanen.

lunes, marzo 12, 2007

Está En Venta El Jardín De Los Cerezos

- La pura verdad no se asoma nunca y hemos de buscarla y no siempre aparece. Lo que aparece es la verdad, pero no la “pura” verdad, sin aditivos, con una palidez de recién nacida. Es lo que merecemos: las opiniones, los rumores, el “¿será verdad?”, el “no me lo creo” de todos los días. Al menos, en las novelas detectivescas victorianas había un cadáver claramente presentado, noblemente expuesto a la perspicacia del Holmes de turno. Aquí, todo un confuso escenario, camuflado de ideas, de músicas, de inocentes apuestas por la felicidad y la justicia (¿inocentes?) y, finalmente, el interés que todo lo puede. Porque nos tememos lo peor. Nos tememos el final entre ruinas y algún portavoz “comprometido”, con risa histérica, frotándose las manos: “Pero si todo era un juego”. ¿Serán capaces?. Lo hablaba el otro día con Aurora: somos una generación educada por padres inspirados en el 68 a la que se le ha prometido la educación, la fraternidad, las ganas de hacer amigos y disfrutar del campo sin la violencia gris de Franco y secuaces; y a la que, sin embargo, la realidad a devuelto, como una bofetada, a la materia y al cansancio, al trabajo duro, a la COMPETITIVIDAD, por así decir. Tampoco es malo. Pero siempre queda ese regusto del “¿y si…?” y eso lleva a la melancolía. Y vamos a perdernos, además, las alubias de las abuelas, las peonzas de los abuelos, quizás ese olor de puro y frutos secos de una tarde de fútbol. Y, además, Dios se perderá en los libros como un anciano lejano y triste. Todo de un modo general, claro.

viernes, marzo 09, 2007

Vuelta

Aunque el programa me parece cutre, las imágenes del de Galapagar toreando a cámara lenta, para mayor gloria del paladar, son indispensables para irle tomando ganas al año taurino. El año de su regreso.

martes, marzo 06, 2007

Recóndita Armonia

Now to awake husked of gestures and my joy like a cave

To the anguish and carrion, to the infant forever unfree,

O my lost love bounced from a good home;

The grain that hurries this way from the rim of the grave

Has a voice and a house, and there and here you must couch

and cry.

Dylan Thomas (fragmento del poema: "If my head hurt a hair´s foot")

lunes, marzo 05, 2007

Aclaración para S. y B.

- A mis amigos no les has gustado nada el texto que publiqué en este blog bajo el título: “Kibbut Walter Scholem”. Lo entiendo. Pequé sin duda de desconsideración al escribirlo el mismo día en que no asistí a mi cita bimestral (o trimestral) a Madrid. Simplemente me gustaría aclarar que no son ellos “mis amigos integrados en el sistema”. No suelo justificar mis textos, ni siquiera explicarlos. Responden casi siempre a una intuición, a una forma de expresar mis ideas sin tener que dar cuentas a nadie. Me reservo, incluso, la posibilidad de contradecirme o de forzar la moral hasta el límite. Pero esta vez es diferente porque no quisiera dar la impresión de que mis mejores amigos madrileños (¿o amadrileñados?) son un lastre o algo por el estilo. Así que me tragaré mis principios por esta vez y a continuación dedicaré un espacio en este Catedrales de Hueso a un breve comentario de texto.
Últimamente vengo leyendo un maravilloso libro de Roberto Bolaño titulado: “Los detectives salvajes”, editado por Anagrama (Premio Herralde de novela). En ese libro, uno de los protagonistas principales, Ulises Lima, se nos presenta como un clásico tarambana, un ser parásito que vive de sus amigos y del recuerdo de tiempos mejores. En uno de los capítulos, dicho personaje visita Israel y se aloja en un pisito donde viven unos amigos suyos que, pronto, comienzan a incomodarse por la presencia del inoportuno huésped. Pues bien, dicha imagen, me supuso tal impresión, tal necesidad de demostrar (demostrarme) que yo no iba (no podía) acabar así, que redacté en apenas cinco minutos aquel texto breve en el que expresaba mis temores y mi determinación por no convertirme en el “tío guay” de los hijos de mis amigos. Comprendo (también me lo temí poco después de haberlo escrito) que en mi grupo madrileño se hayan sentido identificados, pero no es el caso.
Está claro que mi texto forma parte de un futuro no deseado, de una situación que no espero ni para mí ni para ellos. Son la gente con la que siempre quiero compartir las cosas, con las que quiero pasar el rato conversando, saliendo por ahí, riendo (me estoy poniendo cursi, ¡basta!). Hoy por hoy, ni me he cansado de ellos, ni les considero arena que soltar por ninguna borda (ni hoy por hoy, ni nunca, la amistad es una carrera de fondo). Al contrario. Sólo espero volver pronto. Desde aquí un beso a todos: ¡ABAJO EL SISTEMA!

sábado, marzo 03, 2007

Kibbut Walter Scholem

- Siempre tienes que estropearlo todo… No quiero ser Ulises Lima, no quiero aparecer de improviso, sin cambios en la cara, defendiendo lo mismo de siempre, atravesar el mundo, ciudades, quedarme en los sofás de mis amigos integrados en el sistema. No quiero encontrar miradas de reproche, lastimeras muestras de una amistad agotada. No quiero que me sirvan una taza de café o que me den dos mantas por la noche, y que piensen: “Está igual que siempre, no nos afecta, nos divierte su espíritu aventurero”. Y, sobre todo, no hablar de arte, de libros, de películas, cuando a ellos ya se les ha pasado la fiebre y sólo viven un presente de carne y de balances. No voy a ser el tío de los niños, el que les cuenta historias disparatadas. Voy a cumplir con una obligación profesional.

jueves, marzo 01, 2007

El Día En El Que Volvió José Tomás

- La ciudad respira cine, eso está claro. Y nosotros, como habitantes-actores, hemos ido adoptando los movimientos, las manías y nuestra respuesta al drama, siempre tan habitual en el nuevo siglo. Nos persiguen las historias; aparecen de improviso tras cualquier esquina, parecen someternos a la sorpresa, como si existieran espectadores más allá de lo evidente. Lo he pensado durante los últimos días. Varias veces. La primera, cuando aquel hombre me contó lo de su mujer con hilo musical de fondo, hilvanando su relato en perfecta comunión con la suave melodía.

1

La mesa del mostrador dibujaba una figura cuadrangular. Los libros se apelotonaban por encima. El muchacho, concentrado como estaba en la lectura de los títulos (“El extranjero”, “El evangelio de tolstoi”…) no parecía percatarse del único argumento interesante del local. Un hombre, el dependiente, sentado si atender a los clientes, incluso dándoles la espalda, se mostraba sereno, razonable con el/la desconocido/a interlocutor: “Sobre todo no vuelvas con él por lástima”. Lo repitió varias veces como si con repetirlo fuera agigantándose su personalidad. “Volver por lástima sería TERRORÍFICO”.

2

Fue todo muy rápido. Cuando ya la tarde se cerraba en aburrimiento, en sinsentido de otro día, una mujer, representando un texto de Fernando León, casi abronca a su amiga: “Y si vuelvo a Ecuador, ¿de qué vivo?”.