viernes, abril 20, 2007

Dreymann

- Eres un ángulo absurdo, una curva siniestra como hay tantas: un enigma. Quizás no haya secreto (como la esfinge de Wilde) y esta apuesta me degrade y no sepas entender mis chistes. Es cierto que puedo equivocarme, que no son tantas las posibilidades de reinar… Que en otras latitudes descansan hoy mujeres más aplicadas con un pronóstico más optimista. No hay duda de que lo hemos perdido. Mi biblioteca está llena de libros inútiles. ¡Tanta filosofía!, ¡tanto Fromm y Marcuse!, incluso los “Escritos corsarios” de Pasolini me los leo con interés y con ternura. Porque la historia nos engañó a todos y nos redujo la política a Zp y a Mariano.

Estoy convencido de que nuestra felicidad es lo que decía Michael Ende: una felicidad en la comunicación, en estar con otros. Ensueño de trajes marrones... Podríamos haber solucionado la RDA, y nuestros paseos por la gris Berlín Este no habrían sido tristes. Nostalgia de escritor frustrado, sí, pero de escritor frustrado OFICIAL.

miércoles, abril 18, 2007

See Paris Die

Ardes con voz de judío desterrado,
ahí en tu creación, en tu crecimiento
y en esa fatiga que enarbolas
y me enseñas sin intención y sin caricia.

Salvas el tiempo entre la carne
que pruebas y no retas
a nadie, ni crees en la virtud ni necesitas un dios.

Siembras el gusto por la calle estrecha
que te conduce y te arruga.

Saltas en feliz concentración.

sábado, abril 14, 2007

Una Curva Europea

- Todos eso círculos que dibujas en los márgenes del folio. Esa terrible estampa de niña prodigio, ¿no ves que es muy tarde? Es ridícula la forma que tienes de sorprenderme con tus toques en la espalda, la sonrisa que me chantajea, que me hace odiar el Congo, la aventura asiática. Puedes reclamar más atención, que me guste tu caminar descalzo, tu verano sin fumar. Y lo haré. Seguramente sea ése el principio de la buena vida.

No quiero cansarme demasiado entre todos esos muertos franceses. Recuperar el tiempo, la ilusión. Vamos a tener que apretar los dientes… Y tú y tus planes. No sabes cuánto te echo de menos.*



* No es nada personal.

jueves, abril 12, 2007

Primo Levi 20 Años

Si esto es un hombre

Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:

Considerad si es un hombre

Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.

Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

viernes, abril 06, 2007

Viernes Santo

- Tratando de ser generoso con la historia y, al menos, bondadoso con los símbolos (a eso se resume todo), puedo elaborar una crítica social, un ataque sin cuartel sobre el dogma que nos viene atrapando desde hace siglos. Hay algo que no cuadra. ¿Cómo pudo un ideólogo, un creador de mitologías, hace más de 2000 años, crear no sólo el símbolo, sino, además, cerrarlo herméticamente y salvaguardarlo de la historia posterior? Los evangelios advierten sobre la llegada de falsos profetas, de lobos con piel de cordero. Incluso un milagro sanador y positivo caería hoy como una pluma sobre las cabezas de los jerarcas vaticanos. Se han guardado bien las espaldas. No habrá forma de recuperar a Jesús, su idea de paz y de bien de sus “guardianes vocacionales”. Antonio Machado en una carta a Miguel de Unamuno ya lo expresa con claridad: “La iglesia tiene del Cristo lo suficiente para defenderse de él”. Y seguirán por ese camino. Lo estuve pensando hace un par de noches mientras veía el final de “La Pasión” de Mel Gibson: Ya, finalmente, aún con contradicciones académicas, con reservas religiosas y con grandes pruebas a la contra, Jesús de Nazaret es el Mesías. Nunca una aparición estelar, la creación de un nuevo orden de justicia podrán arrebatar a esa figura misteriosa de la antigüedad judía su papel en la historia de la humanidad. Tendrá el verdadero Mesías (si lo hay) que guardar sus armas, su armadura o su túnica. Volverá a ponerse el pijama. Un cambio de planes inevitable. De nuevo la literatura.