- No ha habido mujer más hermosa que Angela Davis en 1969. Angela Davis es una madre fundadora: una protomadre por así decir. Pudo significar un nuevo modelo de comportamiento femenino, un ideal revolucionario y se quedó en objeto pop, un fetiche de la memoria. A veces da pena pensarlo, otras veces se tuerce la cara y nos convencemos de que al fin y al cabo, no hemos salido tan mal parados. El futuro siempre acaba por llegar y a nosotros nos ha llegado en forma de Globalización y explosión tecnológica. No está mal el cambio: estábamos destinados a ser los hijos del 68 y algunos se lo tragaron entero. Otros recuperaron sus colmillos y se reinventaron en Wall Street. Y luego, nosotros. Porque, quizás, algunos avispados pedagogos no se dieron cuenta de que leer Momo era más peligroso que cualquier videojuego violento. Cuando uno tiene un hijo, supongo que es inevitable tratar de proyectar en él todo el mundo de fantasía y ecologismo macerado durante años en la corteza cerebral, pretender convertirlo en un obrero-intelectual con altas dosis de sensibilidad y poesía. Es un error común pero que hay que evitar. Al menos queda un camino abierto siempre: un camino “cortaziano”. La música, las fiestas, la literatura, el cine, la amistad, el buen vino…funcionan como ecos de un cambio que pudo ser; una banda sonora y sensorial compuesta contra el mundo que la produce. Es irónico, ¿verdad?. Tanta broma y tanto grito, concentrados en no ser más que un surco leve, apenas perceptible, siempre jugando con lo más profundo. Exagero, sin duda…O puede que no. Acabamos, después de tantos años, emocionándonos aún cuando Billie Holiday, frente a una audiencia oculta tras el humo, entona aquello de: Will the one I love be coming back to me… ¿Y dónde Angela?
No hay comentarios:
Publicar un comentario