jueves, agosto 03, 2006

Orla

- Si es que al final todo depende de muy poquitas cosas. Uno se avergüenza y trata de poner remedio al asunto y, por ello, busca un sitio, o una idea novedosa, original. Nadie duda de pertenecer a la casta de los elegidos, sobre todo en estas latitudes del artisteo y de los “poetas profundos”. Todos tenemos nuestra fórmula especial de trabajo y remedio infalible que, al final, se queda en placebo agradable o, en el peor de los casos, ridícula farsa.
Para no estar solos, que de eso se trata, y poder hablar de lo que queramos: del amor, de poesía, de política, del fornicio. Para no estar solos, digo, y que nos contesten; que haya interlocución e intercambio. Y es la gran familia, acogedora o inmisericorde que nos acompaña en esta aventura blogera. Y espero que por muchos años. O, al menos, hasta que nosotros queramos. Basta la libertad siempre, no dar gratuitamente pastel al lector, tratarlo con respeto, sin temor a su voz, que aparece rauda en forma de comentario cada vez que quiere patearnos… o agradecernos.

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