martes, febrero 26, 2019

Medianos*



La célebre tesis de Lukács sobre la novela histórica en Walter Scott: los relatos se desarrollan a partir de un personaje medio (“mediocre”, diría Jon Juaristi) que actúa como intercesor de los grandes partidos en disputa. La historia se expone, así, desde un enfoque individualizado, huyendo de la frialdad de la crónica. La receta se ha preparado en innumerables ocasiones, aprovechando la atracción del rostro humano que parece rasgar el siniestro velo de la política. Hay fenómenos recientes, como la serie ‘Roma’, de HBO, donde las tribulaciones de Octavio y Marco Antonio se compensan con la lucha por la supervivencia de Tito Pulón y Lucio Voreno, sujetos mencionados por Julio César en su ‘Guerra de las Galias’ y recuperados aquí como réplica callejera a las conspiraciones patricias.

La posibilidad, en definitiva, de oponer una razón moral desde la humildad desarmada. También lo supo ver Tolkien: a Frodo Bolsón se le encarga portar el anillo y destruirlo porque sus aliados lo consideran inofensivo, incapaz de generar un desastre de envergadura. La trilogía funciona desde los dos planos: la gran política de alianzas y batallas en la Tierra Media y el paso vulnerable, casi anónimo, de Frodo hacia el Monte del Destino. A este respecto, se ha dicho que Tolkien -cristiano de Oxford- inyecta la confianza religiosa en lo pequeño, la salvación que irrumpe en un pesebre. El lector acompaña gustosamente a los héroes en la medida en que no se atribuyen majestad. Frodo y Sam cumplen con su misión y vuelven a la cotidianidad de los márgenes. Pero, el contacto con el mal imposibilita a Frodo para seguir compartiendo lugar con los suyos. Aviso para navegantes.

El reciente anuncio de convocatoria electoral, realizado por el presidente Sánchez, apenas unos días después de la manifestación de PP, Ciudadanos y Vox por la unidad de España, ha permitido situar el debate político en términos medianeros. Primero fue el relator, figura epatante y de corto recorrido, que erosionó aún más la credibilidad del Gobierno. A continuación, los presupuestos. Un PSOE acorralado por su minoría parlamentaria que se ve en la obligación de colocar las urnas.

Pero, en un inesperado giro de los acontecimientos, los medios y las redes han comenzado a situar a Sánchez en un espacio de sensata centralidad frente a los incendiarios de todas las banderas. El sustrato moral con el que Frodo se animaba a dar un paso más en su peregrinación a Mordor se convierte aquí en la dramática derrota de unas cuentas supuestamente benéficas. Pedro Sánchez se parece mucho a Frodo; también en su irrupción como protagonista. Los dubitativos cálculos de Susana Díaz lo alzaron como primer secretario de un PSOE en horas bajísimas, mientras las suspicacias del Concilio de Elrond obligan a Bolsón a asumir el reto. Eso sí, a este último, con todo ganado, tuvieron que quitarle el anillo a mordiscos. Ojito con los líderes de circunstancias.

* Columna publicada el 20 de febrero de 2019 en El Diario Montañés

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