La primera imagen en el estudio: los candidatos, cariacontecidos, detrás de
los atriles, reciben las últimas instrucciones de su equipo de asesores. Un
debate no es una conversación, sino un combate, a cara de perro, con insólitas
armas dialécticas y cosméticas. Sánchez, que es el único de los cuatro que ya
pisa moqueta, desaprovechó la oportunidad de situarse por encima de la gresca,
repitiendo “las derechas”, tantas veces como le fue posible, sin ganar ningún
cuerpo a cuerpo. Voló a escasa altura. Tampoco Rivera ha recuperado brillo y ya
sólo confía en que el barullo alumbre una mayoría naranja. Iglesias optó por
una exhibición de inteligente mesura, para ofrecerse como el lado bueno de un
PSOE veleta, sin apartarse de su plan: blandir un ejemplar de la Constitución.
Fue el más torero. Casado, correcto como una tortilla francesa, no quiso
reclamar para sí el título de jefe de la oposición; no hirió, pero tampoco fue
herido. El debate de propuestas duró exactamente media hora. Después, la
violenta plasmación de la falta de talento. Se odian, se temen, pero el futuro
pasa por ellos. ¿No les parece desolador?
23 de Abril.
* *
Definitivamente, conocerlos no es amarlos. Qué desagradable el debate
decisivo; qué bronco y qué triste. Dos horas más de televisión con esta gente
-cuatro horas en dos días consecutivos- no hay cuerpo que lo aguante. El
contribuyente teme imaginárselos a puerta cerrada, sin Vallés ni
Pastor acortando las riendas. Sánchez prefirió, una vez más, el refugio de las
tablas, desde donde, reiteradamente, llamó mentirosos a sus rivales. No estuvo
bien el presidente, lento y pálido en un escenario que no le beneficia. Mentira
y derecha son dos palabras que en boca del candidato socialista quieren
funcionar como el ajo contra los vampiros. No ganó, pero tampoco perdió por
incapacidad de los contrincantes. Rivera y Casado tuvieron incluso algún momento
de confrontación. Fue gracioso porque en la pelea parecen inexpertos; dos
jóvenes de club deportivo disputándose el barco de papá. Y eso es lo que se
echó en falta: alguien adulto, la dignidad de los cargos en democracia.
Iglesias, que ya no confía en mandar en solitario, ha abandonado su estrategia
revolucionaria para abrazar el discurso tranquilo frente a los machos alfa que
se enzarzan por La Moncloa. Ahora prefiere domar a Sánchez y para ello susurra.
24 de Abril.
* Comentarios a los debates electorales del 22 y 23 de Abril de 2019. Publicados en El Diario Montañés.
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