jueves, junio 22, 2006

Como La Gran Serbia


- Obvian los extraños elementos que nos definen, que persiguen nuestra resistencia. Aparecen de improviso, tomando para sí, toda la explicación, todo argumento utilizado. No saben del terror que provoca su marcha, las soledades una y otra vez saboreadas, incrustadas en más de un cerebro. Hay preguntas, luego, frecuentes e inútiles: “Por qué no somos?”, “Hice mal en no controlar su ira, en despreciar sus movimientos?”. Cerré mal el partido sin duda. Ahora las he perdido para siempre.

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