jueves, agosto 29, 2019

Cajas*




Hay en el recoger mucho de utilidad y de compromiso. Uno descubre el territorio de la infancia y, por ejemplo, se reencuentra con los antiguos tesoros que hoy, ya muy lejanos, dan un poco de vergüenza. Es razonable que las apetencias cambien con aquello que llaman madurez. La persona que hoy monta cajas, las llena y las cierra es muy distinta, aunque conserva cicatrices que la vinculan con el hogar primero.

No basta con ordenar lo perdido ni con vaciar las estanterías. Es un ejercicio rutinario: la repetición de los movimientos suaviza el choque emocional. La carta que no recordábamos, el recorte de periódico que una vez nos pareció valioso, el libro favorito. Todo ello emerge de algún abismo sobre el que la edad había colocado una pesada losa.

Como vivimos un tiempo sin historia, donde todas las causas han quedado pendientes, nos parece mentira que las cosas que hoy permanecían en un silencio sin uso tuvieran, en algún momento, vigor y solera. Y, como las vemos todas juntas y a un mismo tiempo, nos entra un Stendhal de manual, acompasado con la más natural de las melancolías.

El mes de agosto, con su quietud y un sol casi en despedida, resulta propicio para las mudanzas y los reciclajes, pero uno nunca sale impune de este drama, a no ser que se entregue al sacrificio que exige; a ese espacio de encuentro con lo que una vez estuvo vivo para poder reanimarlo en un lugar distinto, quizás muy lejos de casa.

El ritual sirve para mantener la vida en marcha, sin que pesen el tiempo y el dolor. Abrir una caja cualquiera, introducir aquello que ha estado inmóvil en un hueco del mundo, comprobar la solidez de la forma, el color casi gastado, el interés que aún despierta su existencia en nosotros. Y, una vez cerrada la última, en el preciso instante en el que la juventud queda perfectamente clausurada, llega el momento de continuar el camino, que no deja de ser una metáfora convencional que, sin embargo, sirve para reflejar el compromiso con el futuro de todos los hombres.

* Columna publicada el 21 de Agosto de 2019 en El Diario Montañés

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