- Habernos amado un mes, quizás semanas, o unas horas, mantendría atento al lector. Apostaría por tristes despedidas como de cuento de Joyce, dotaría al texto de una melancolía justificada. Pero un par de brazos, de ojos, algo en el pelo…no bastan. Sabemos de la crueldad de una charla a deshora y respetamos el ritual del romance. Pero al irte con otro, has festejado lo que nos debíamos: que sólo puedo torcer la cara cuando alguien me habla de June Miller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario