I
- Como un marqués seductor de camareras, espera aburrido en su alcoba el capitán: No hay dominio que merezca tal despliegue, piensa, es todo demasiado “puntual”.
A mi me da que hemos dejado pasar el tiempo, y nos hemos habituado a la esperanza. Antes de irse nos prometieron una señal, pero de eso hace ya muchos años; algunos dedujeron engaños, otros lo pasan mal mirando al cielo. Las mujeres de la ciudad nos instan a olvidar: “os tomaron el pelo, chicos”, pero qué hacer? Si les hacemos caso podemos acabar como pilares de sal, un escarmiento para los incrédulos.
II
Una cadena de normas, de prohibiciones. Si un león tuviera a bien encontrarnos y caminar a nuestro lado para olvidar el tedio y la angustia. Qué tipejos acuden a vosotros con ánimo de interés, con elementos diferenciados?
Mentalmente me halago y levanto un nombre y lo cambio por otro y siempre me pertenece el tiempo que habito y dispongo de él a mi antojo con evidente obsesión literaria pero invisible queda en tu espacio.
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