- Hay en todo el escrito un tono divulgador y definitivo: “No hay una forma universal de concebir lo que es de todos, porque todos y cada uno de los que formamos parte de ese todo pertenecemos a una particularidad socio-cultural determinada”. Sin duda la voluntad maneja la pluma o el teclado. Podemos compartir la bienintencionada mención al ser humano, como deudor de capital o ideología: “Tal vez no vamos hacia ninguna parte, ni venimos de ningún lugar, ni ninguna voluntad nos ha dispuesto sobre la faz de este terruño para cumplir pruebas o ganar jardines. No hay más ideales que los que nacen del hombre. No hay sentido”. No obstante, posiblemente el cristianismo o las necedades del hombre han acabado por remover las conciencias en la dirección equivocada. De ahí que el derrumbe llegue pronto, en el segundo párrafo: “Por eso, ¿vamos a cometer el pecado etnocéntrico de considerar a nuestra sociedad como la mejor, porque es una "civilización", está "civilizada" ha llegado "hasta" un punto determinado de evolución cultural? ¿Incluso podemos llegar a decir que es la mejor posible? No. Es una más. Sencillamente es una más de todas, pero con especial vocación fagocitadora sobre las demás”. Amén. La discusión poco a poco va dejando la luz al contestador. Etnocentrismo. Es una palabra dura. O sea, creernos el centro del mundo, pensar que nuestra explicación es LA explicación. Un error común al onanismo. Por supuesto no lo comparto. Yo, quizás ingenuamente, pienso que el mejor de los lugares posibles es aquel donde un musulmán y un judío, un cristiano y un perfecto ateo puedan convivir desde el respeto mutuo. Una obscenidad para otro tipo de comunidades; no sin embargo para aquella que hizo de la libertad su bandera. Aquella de la Ilustración y todo eso. La de la declaración UNIVERSAL de los derechos del hombre y del CIUDADANO. Nos suena?
Todo empieza no la libertad religiosa. Curioso? En absoluto. La religión es la que delimitaba las fronteras, la que daba título de ciudadanía, aquella que provocaba el pavor en los otros. Es duro. Hay una idea del hombre? Octavio Paz decía que “el hombre son Los hombres” Claro. No es lo mismo la respuesta para unos que para otros. Pero en el escrito al cual respondo subyace una idea totalitaria grave. Quizás la más totalitaria de todas. La madre de los totalitarismos, vaya: aquella que presupone al ser humano sólo como hijo de una comunidad. Pecado mortal. Desde Jomeini a Franco; desde Hitler a Castro, ese tipo de explicación del hombre como individuo servidor de la masa es la que más ha contribuido a la infelicidad de todos. De echo, la lucha por la libertad individual se ha centrado principalmente por terminar con aquello que hacía del hombre un esclavo y así sublimarlo como ciudadano. El autor del escrito al contrario piensa en un mundo plagado de micro o macro comunidades en las que el pensamiento más salvaje sea considerado respetable. Es manido el ejemplo de la ablación del clítoris. Oponerse a ello es etnocentrismo? El autor del escrito no podrá ni siquiera poner un pero a esta actividad porque sería caer, a su juicio, en la dictadura ideológica que occidente (según él) practica.
De lo que no se da cuenta es de que precisamente el sistema político occidental es el único actualmente y a lo largo de la historia que ha tratado de acabar con el etnocentrismo, declarando a todos “libres e iguales”. La civilización es fundamentalmente antiétinca, por eso de la crítica a los nacionalismos que él considera baladí. No hablo de que Yahvé sea mejor que Alá o que el cristianismo sea superior a la religión de los zulúes. Todo viene de un grave error intelectual. Imperdonable: Considerarnos a los defensores de occidente como monstruos sin corazón ni perspectiva. Nada más lejos, al contrario, simplemente.
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