- El problema está en no saber utilizar el lenguaje para incorporar matices válidos en las discusiones. Ocurre en la política, donde de un tiempo hasta parte se hace ideología más que necesaria labor gestora de los asuntos importantes, pero también nos pasa a nosotros en nuestra cotidianidad, en el día a día superviviente y mágico de los trabajadores o estudiantes. Nada peor que enamorarse o conocer a alguien interesante o medianamente satisfactorio a nuestros ojos para que, rápidamente, supuremos tópicos, nos introduzcamos en la obligada ceremonia de saludo, de los verbos vertebradores no sólo de la comunicación, sino del ocultamiento y el secreto que guardamos sólo para nosotros. Esto es la jungla y la lengua nos sirve de colmillo para defender o atacar según el caso. Cuando la población veinteañera de este país insiste en mostrarse acorde al cinismo de los tiempos, a la pretendida especulación que cierra puertas y abre competencia, aburrida muestra empresarial de la vida normal de hombres y mujeres, se percibe sin duda la caída de la moral, de la educación y los buenos sentimientos. ¿Qué sociedad nos lleva sin remedio a necesitar de los otros sólo como surtidores o posibles adversarios naturales?, ¿qué depuración de los valores, que ahora nos fatigan desde niños con sólo pensar en nosotros mismos? Porque el tiempo, al final, es más cruel, más implacable porque usa del silencio como arma; y de la paciencia. Y nos encontramos con ochenta años, quizás impedidos, solos y sin el amor y la amistad, únicamente con la compañía de colegas, compañeros de viaje que obtuvimos en buena compra. ¿Y a quién agarrar de la mano en el trance de la muerte? ¿A un socio, a una socia? Porque nadie vendrá después para besarnos la frente. Todo lo que el lenguaje nos brinda es simpleza, no poder hablar de lo importante porque no hay palabras, expresiones que vayan más allá de lo frívolo del trato, apenas amable y duradero. De esta forma se alzan victoriosos los malentendidos, la paranoia: por-no-hablar-las-cosas…Sólo pensar en Kobayashi Issa cuando dice:
Le sobrevive,
le sobrevive a todo
la frialdad.
domingo, julio 30, 2006
viernes, julio 28, 2006
Espantá
- La vida no da sorpresas excesivas y todo va, con naturalidad, según lo previsto. A menudo en las diversas actividades que realizamos tratamos de dotar a cada movimiento, a cada disciplina de las mayores excentricidades posibles con el objetivo de hacerlas nuestras, de no dejar demasiado lugar a la improvisación. Pasa con todo pero sobre todo con lo que llamamos “tradición”. Un ejemplo: cuando en la Fiesta de los toros un matador realiza un buen pase, la respuesta del público es la onomatopéyica expresión de júbilo: “ole”….Ole. Además todo el mundo la dice, desde Jerez a Bilbao, desde Barcelona (aunque les pese) a Medellín. Lo mismo pasa con la decepción: estar acostumbrados a los insultos más variopintos en los campos de fútbol, en la televisión, incluso en la calle no nos prepara para enfrentarnos a la castiza realidad de los cosos taurinos. Ayer, sin ir más lejos, asistí a una bronca espectacular contra un torero. Con sus almohadillas y todo. Mientras la plaza era un hervidero de silbidos y chillidos, gritos de “inútil”, “sinvergüenza”, “caradura”, “ladrón”, se imponían al caos gutural. ¿Se dan cuenta? ¿Dónde, en 2006, pueden escucharse adjetivos de esa envergadura, si no es en una plaza de toros? ¡Con la libertad de la que disponemos en esta sociedad donde ni siquiera blasfemar es delito! Por eso lo males son menos. Sólo nos importa encajar en cada una de las esferas a las que asistimos con la certeza de conocer bien sus pautas de comportamiento. Porque fácil es decir “hijo de puta”, pero ¿dónde el glamour? Que es, para muchos, de lo que se trata.
jueves, julio 27, 2006
Mueca Histórica
- Bien, tomemos el ejemplo de John McEnroe y su semifinal de Wimbledon de 1983 contra Ivan Lendl . Revisando el video (disponible en YouTube) nos damos cuenta del universo real en el que se desarrolla el encuentro. Todo funcionaba como hoy funcionan los partidos de tenis: los mismos gestos de los jugadores, la misma ansiedad por la victoria y el mismo miedo a la derrota… Yo ya había nacido. Unos años más tarde (1988), en mi colegio tuvo lugar una fiesta a la que yo asistí y de la que guardo un recuerdo borroso. Entonces yo disponía de una personalidad definida por la magia de los Reyes Magos, la creencia en Dios y en, más o menos, mi inmortalidad. El mundo sólo tenía mi edad y desconocía el fruto del tiempo pasado y del futuro. Así no podía imaginarme que, por ejemplo, John Lennon o Jim Morrison llevaran la friolera de 8 y 17 años, respectivamente, muertos. Ni tampoco la soledad repetida o la maldad voluntaria. Yo saltaba con mi bata blanca por motivos extraños. Ahora, sin embargo, que cojo un vuelo, me tomo una cerveza o juego al parchís, el control de mi universo pierde fuelle. Sálvese quien pueda, sugiere mi generación a las posteriores. Donde los juegos fueron antes, que ya había tiempo pasado, ahora sufrimos lo mismo y disfrutamos lo mismo. Y los mismos. Porque ahora son otros niños los que hacen fiestas y no sufren, los que desconocen la magia del tenis o de la música. Y así debe ser mientras los niños sean alegres, inocentes e insensatos.
martes, julio 25, 2006
Obviedad Sobre El Amor Mientras Canta David Graye
- Gore Vidal, ciego y paralítico; solo desde la muerte de su pareja Howard Austen en 2003, y cabreado permanente con su gobierno, recuerda en una entrevista varios episodios de su vida en Ravello (Italia). Tras mucho escocernos su agria visión de la política y la sociedad norteamericanas, fulmina la conversación con esta frase dramática: "Cuando cito estas líneas, me obligo a volver a ese entonces, cuando Howard todavía vivía y nuestro mundo aún no había sido despedazado"…Recuerdo ahora la comodidad de Vidal en otro reportaje algo anterior, quizás de 1999: el dominio que ejercía sobre su vida y sus movimientos. Ahora está más viejo y más hundido, imposibilitado y sentimental (aunque él lo niegue). Quizás todo se limite a eso: escondernos del destino jugando al amor, al arte, a la política. Pretender engañarnos con valientes metas y nobles objetivos. No hay nada más que podamos hacer. Por eso la construcción que iniciemos debe ser buena ya que el morbo perderá su interés en nuestro ocaso. Pienso a menudo en esta frase de Vidal. Un proyecto de vida en común, abrazos, miradas, cenas románticas, lecturas, cine, hambre y sed de otros cuerpos. Pero sin recompensas de salud y de emociones. Thomas Merton, Kerouac, el mismo Vidal tuvieron su Nueva York, su California, su Italia. Su Dios y su Bourbon. Ahí que el tiempo se limita a un espacio un poco especial mientras nos damos una vuelta. Que nadie dramatice porque, al fin, ¿qué importa?, ¿a quién le importa lo que yo haga?, ¿a quién le importa lo que yo diga?...
lunes, julio 24, 2006
Lejos Del Fuego
- Cada vez que intento prestar una visión sensata y moderada a la política española, me pongo a pensar, de pronto, en lo afortunados que son Noam Chomsky, Gore Vidal o Michale Moore. Su vida y su obra, envueltas en ideología militante, resultan muy necesarias y constructivas en una época en la que Estados Unidos padece una enfermedad infantil y agresiva como pocas veces en su historia. Pero lo que envidio de esta gente no son sus trabajos y artículos (a menudo envidiables) sino su confortable colchón político; es decir, ellos se alinean en un grupo determinado y de ahí parten sus críticas y sus soluciones. Unas posiciones como las suyas permiten que se delimiten correctamente los bandos en la confrontación política. Ellos son los rebeldes y Washington la oficialidad del poder político.
En España no ocurre esto. La idiosincrasia de nuestro país se acerca mucho a lo que aventuraba Marcuse: la sociedad capitalista acaba por fagocitar todas las ideas contrarias a su funcionamiento cotidiano. En nuestro país, las ideas renovadoras, democráticas, emprendedoras suelen confundirse en los discursos de los políticos como una parte más de su cotidiana labor: todos estos valores acaban confundidos en la permanente intención profesional de permanencia en el poder. Y no dudan en asegurar que su gestión es la más transparente, la más cercana a la ciudadanía, mientras nada cambia. Hoy en el diario El Pais, el profesor Enrique Gil Calvo publica un excelente artículo titulado “Identidades”. En él se incide en la idea de que, en los nuevos tiempos, el trabajo político de pactos y debates se ha sustituido por la intención de deslegitimar y destruir las ideas del adversario. Todo esto mientras queda clara la supervivencia institucional que permite a los representantes públicos seguir sacando tajada de la actual situación sin necesidad de solucionar los problemas graves. Sólo ir tirando: "Pues es verdad que, en escena, nuestros políticos representan con mucha convicción su irreconciliable odio fratricida. Pero entre bastidores coinciden al alimón en repartirse sin problemas aparentes las sustanciosas plusvalías políticas emergentes de la especulación urbanística e inmobiliaria". Buen ojo el del sociólogo. La aventura en la que estamos sumidos desde la muerte de Franco sólo en apariencia lo es. Carecemos de una verdadera cultura democrática. Los partidos aparecen como filtros de las ideas de la sociedad, a las que cambian y con las que especulan en su favor. Las razones políticas parten de la alineación con diversos odios sociales de dudoso origen (nacionalismos, republicanismo, franquismo..) Y eso no puede ser. La fractura (y hasta frontera) que se ha levantado entre el poder político y la sociedad civil la vemos claramente cada día cuando hablan de Israel, del País Vasco, de Estados Unidos. Lo malo es que la creación de nuevos foros independientes, de nuevas formas de hacer política (incluso la creación de nuevos partidos) es imposible mientras la población continúe creyendo en la alianza “partidos-medios de comunicación”. Pero es urgente la reforma: la verdadera Transición.
En España no ocurre esto. La idiosincrasia de nuestro país se acerca mucho a lo que aventuraba Marcuse: la sociedad capitalista acaba por fagocitar todas las ideas contrarias a su funcionamiento cotidiano. En nuestro país, las ideas renovadoras, democráticas, emprendedoras suelen confundirse en los discursos de los políticos como una parte más de su cotidiana labor: todos estos valores acaban confundidos en la permanente intención profesional de permanencia en el poder. Y no dudan en asegurar que su gestión es la más transparente, la más cercana a la ciudadanía, mientras nada cambia. Hoy en el diario El Pais, el profesor Enrique Gil Calvo publica un excelente artículo titulado “Identidades”. En él se incide en la idea de que, en los nuevos tiempos, el trabajo político de pactos y debates se ha sustituido por la intención de deslegitimar y destruir las ideas del adversario. Todo esto mientras queda clara la supervivencia institucional que permite a los representantes públicos seguir sacando tajada de la actual situación sin necesidad de solucionar los problemas graves. Sólo ir tirando: "Pues es verdad que, en escena, nuestros políticos representan con mucha convicción su irreconciliable odio fratricida. Pero entre bastidores coinciden al alimón en repartirse sin problemas aparentes las sustanciosas plusvalías políticas emergentes de la especulación urbanística e inmobiliaria". Buen ojo el del sociólogo. La aventura en la que estamos sumidos desde la muerte de Franco sólo en apariencia lo es. Carecemos de una verdadera cultura democrática. Los partidos aparecen como filtros de las ideas de la sociedad, a las que cambian y con las que especulan en su favor. Las razones políticas parten de la alineación con diversos odios sociales de dudoso origen (nacionalismos, republicanismo, franquismo..) Y eso no puede ser. La fractura (y hasta frontera) que se ha levantado entre el poder político y la sociedad civil la vemos claramente cada día cuando hablan de Israel, del País Vasco, de Estados Unidos. Lo malo es que la creación de nuevos foros independientes, de nuevas formas de hacer política (incluso la creación de nuevos partidos) es imposible mientras la población continúe creyendo en la alianza “partidos-medios de comunicación”. Pero es urgente la reforma: la verdadera Transición.
domingo, julio 23, 2006
El Gran Bazar
- El relativismo propio del actual devenir político español clama al cielo. Los acontecimientos que podrían nutrir los debates y las propuestas, tan necesarias para ir construyendo la democracia, rara vez los palpamos desde la ciudadanía y se quedan estacionados en manos de la clase dirigente. La ausencia general de “estadistas” en el poder impide de facto cualquier avance de la sociedad desde la ciudadanía. Ejemplo evidente de esta actitud es la última polémica con lo que llamamos la “memoria histórica”. Algo tan evidente como la rehabilitación y reivindicación de los hombres y mujeres que lucharon por la libertad en este país, se ve truncada por una mezcla de discurso político del PP y su avanzadilla mediática. Ahora se vuelve imposible un análisis sereno y constructivo del asunto. Así también, las críticas al estatuto catalán del PP (y Ciudadanos de Cataluña) se han tomado como una muestra evidente de anticatalanismo sin que nadie se concentrara en la posibilidad de que los argumentos de aquéllos tuvieran algo de razón. Yo lo veo y no quiero creerlo. Sé que este texto puede tomarse como un ejercicio de “buenismo” intolerablemente equidistante. Pero no es mi intención. Quiero, sin embargo, mostrar la palpable realidad de que los políticos españoles, prácticamente en ninguna ocasión, abren debates, elaboran propuestas, toman iniciativas. Es lo más caro de la democracia y ellos optan por lo barato: el mantenimiento permanente del poder como última expresión. Nada más que eso. Podemos verlo en las votaciones del congreso: ni unos ni otros votan nunca en contra de su partido aún cuando la ley los ampara. El caso de Irak por el PP o del Estatut por el PSOE es tristemente paradigmático. No digo que tuvieran que hacerlo sino que extraña que ninguno lo haga.
La figura a reivindicar (con todos sus defectos y limitaciones) podría ser Adolfo Suárez. Un hombre que se la jugó de verdad: legalización del PCE, la autodisolución de las Cortes franquistas, la convocatoria de elecciones…todo ellos con la oposición del ejército y de los sectores de la izquierda que, a priori, se negaron a mostrarle un apoyo explícito. Su intento de reforma política da una muestra de lo que significa tomar decisiones e intentar crear un sistema cómodo para todos.
El asunto nacional de España es lo que interrumpe cualquier posible cohesión del país, interfiriendo gravemente en el avance unitario de la sociedad. No ha habido un único presidente tras Suárez que haya abordado ese asunto desde la coherencia y la responsabilidad que el cargo merece. El miedo, el terror que inspira la posibilidad de que un asunto de ese calibre dañe la figura política de un presidente y de un gobierno ha paralizado tradicionalmente una salida pactada al problema. Aznar, pese a sus logros antiterroristas, fue incapaz de solucionar este tema e incluso lo agudizó, remarcando la distancia entre los españoles. El asunto no necesita de extremismos ni de trileros (de esto último, Zapatero sabe un rato). Yo espero que más temprano que tarde aparezca en el televisor la figura de un estadista de verdad que acepte la existencia de un conflicto identitario grave en nuestro país y que muestre su voluntad de solucionarlo. Así además le arrebataría al nacionalismo su postura tradicionalmente victimista. Pero eso no es la negociación a escondidas, el regateo. Es la mayoría de edad. Lo más urgente. Primero la paz, desde luego, pero después, por favor, la política, el diálogo y la creatividad.
La figura a reivindicar (con todos sus defectos y limitaciones) podría ser Adolfo Suárez. Un hombre que se la jugó de verdad: legalización del PCE, la autodisolución de las Cortes franquistas, la convocatoria de elecciones…todo ellos con la oposición del ejército y de los sectores de la izquierda que, a priori, se negaron a mostrarle un apoyo explícito. Su intento de reforma política da una muestra de lo que significa tomar decisiones e intentar crear un sistema cómodo para todos.
El asunto nacional de España es lo que interrumpe cualquier posible cohesión del país, interfiriendo gravemente en el avance unitario de la sociedad. No ha habido un único presidente tras Suárez que haya abordado ese asunto desde la coherencia y la responsabilidad que el cargo merece. El miedo, el terror que inspira la posibilidad de que un asunto de ese calibre dañe la figura política de un presidente y de un gobierno ha paralizado tradicionalmente una salida pactada al problema. Aznar, pese a sus logros antiterroristas, fue incapaz de solucionar este tema e incluso lo agudizó, remarcando la distancia entre los españoles. El asunto no necesita de extremismos ni de trileros (de esto último, Zapatero sabe un rato). Yo espero que más temprano que tarde aparezca en el televisor la figura de un estadista de verdad que acepte la existencia de un conflicto identitario grave en nuestro país y que muestre su voluntad de solucionarlo. Así además le arrebataría al nacionalismo su postura tradicionalmente victimista. Pero eso no es la negociación a escondidas, el regateo. Es la mayoría de edad. Lo más urgente. Primero la paz, desde luego, pero después, por favor, la política, el diálogo y la creatividad.
sábado, julio 22, 2006
No Tuvimos Elección
- No acabo de ver la repetida fórmula: “la pena de muerte supone un trato inhumano al condenado” aplicada en la vida real. Cualquier crítica que se vierte sobre aquélla insiste en mostrar la aparente animalización del ejecutado. Como si eso fuera posible. Se trataría de alejar tanto a un sujeto de una vida plena y satisfactoria que éste, presionado y nervioso, se dejaría llevar hacia la tumba perdiéndose en el camino. No creo que sea ahí donde vale la pena ahondar. Yo creo, más bien, que la deshumanización, el alejamiento expreso de los hombres de cualquier moral y elemento digno viene produciéndose entre la comunidad y el grupo de hombres concreto que lleva a cabo una ejecución. A saber, la experiencia de ver a un hombre sufrir hasta expirar y no hacer nada para impedirlo. Fíjense bien que no hablo de accionar el botón de la silla eléctrica o de encontrar la vena apropiada que acoja la inyección letal. Me refiero al momento de la agonía, al acto de atar al condenado, de cubrir su rostro con una capucha negra. Ahí viene lo inhumano: nadie entre el público o entre los policías; ni siquiera el sacerdote habitual en esos casos o los familiares de las víctimas del crimen mueven un solo dedo para sacar al ejecutado de su “Gólgota”. Es la diferencia fundamental entre ser hombres y no serlo. El asesinato, la eliminación de la vida cabe en todas las expresiones animales de nuestro planeta. Así, un león africano que se hace con el poder de la manada tras vencer a un opositor, dará muerte a los cachorros de éste. Por no hablar de la Mantis Religiosa y otros insectos repugnantes. El hombre se diferencia de estos otros seres en su capacidad de sobreponerse a la muerte desde la solidaridad. No sería, ésta, otra cosa que la pura ayuda de unos hacia otros. Echar una mano al que está en dificultades. Al que se muere. Todo eso brilla por su ausencia en el espectáculo de una ejecución. El silencio obligado de los asistentes, la atmósfera de falso respeto, de repugnancia hacia lo que se va a ver, suple al instinto primero que obligaría a liberar de sus ataduras al moribundo y tratar de reanimarlo…No sé. Es difícil rodear una vida de andamiajes legales, religiosos, comunitarios para terminar con su existencia. Es monstruoso. Pero quizás este último calificativo no sea apropiado a la hora de hablar desde la “civilización”. Todos los que pagan con sus impuestos al verdugo, los que, desde la indiferencia, permiten que se establezca como normal y moralmente defendible la pena de muerte, los que miran hacia otro lado…Todos ellos son los cómplices de una victoria de lo más miserable que tenemos sobre lo más bello. Y es la pena de muerte, en efecto, y es la guerra, y es el hambre. Cada vez que se defiende un “daño colateral” que nos hace un poco más viejos. Y que nos deshumaniza. Porque permanecer sentado viendo cómo un hombre patalea hasta morir sin hacer nada, sin romper los cristales, sin arrancarle la capucha que le impide respirar es estar jodido. Muy jodido.
miércoles, julio 19, 2006
Calabobos
- Siento la necesidad de disfrazarme, de profundizar en el alter-ego. No hay pudor que esconder y escojo la lúgubre madrera de héroe que aún me promete y me llena de orgullo, frente a la inocencia del pelo corto y los modales caballerescos. Una tela que cortar y coser, un adecuado maquillaje (terrorífico y hostil) y a la calle a asustar ancianas. No temo las consecuencias de este cambio, la censura que deberé soportar de mis amistades. Trataré de ser un completo e independiente artista en la adecuada orilla del río. Tía Julia me encerrará en mi cuarto los viernes. “No saldrás, David”. ¿Y qué hago con el resto del pijama, entonces? La anodina ciudad ha de prepararse para mi llegada. Seguramente la banda sonora será I´m not down de The Clash y la iré tarareando en mis correrías por el barrio chino. Nadie se dará cuenta de mi nueva personalidad “Peter Parker”. Porque tía Julia se limita a sus rezos. Nunca me delataría…o sí…En fin, deberé vigilar a esa mujer.
lunes, julio 17, 2006
Un Benarés
- Optar entre varias propuestas y elegir la mejor. Es decir, cambiar ahora el ritmo, las prioridades. No quedarse en casa es la nueva ley o acaso la experiencia para estar sano, que es de lo que se trata. Algo frugal de desayuno, playita, tenis, un poco de marcha para este cuerpo serrano!!... Que nadie venga ahora a reconocer nuestra acertada fórmula. Bien sabemos lo que se traen entre manos todos los aguafiestas, los poetastros y novelastros. El club de ajedrez y el de ciencias. Ahora estoy morenito, y disfrutando de esta ola de calor africano que nos ha visitado galantemente. Mientras esto rescribo una gota de sudor recorre mi frente. Y son sólo las once de la mañana.
Optar. Se trataba de eso. Pues bien, el secreto radica en sintonizar los 40 antes que M80; en mostrarse dispuesto a envejecer a la hora de todos y no esperar algo más de uno mismo. Es el trabajo, trabajo, trabajo de nuestra generación. Ahora no me lo agradecéis porque estáis un poco absortos con Devendra Banhart, pero aquí siempre hay Coldplay o incluso Fito y Fitipaldis para el calimocho, vosotros ya sabéis lo que os digo. Porque no nacisteis ayer. ¿A que no?
Optar. Se trataba de eso. Pues bien, el secreto radica en sintonizar los 40 antes que M80; en mostrarse dispuesto a envejecer a la hora de todos y no esperar algo más de uno mismo. Es el trabajo, trabajo, trabajo de nuestra generación. Ahora no me lo agradecéis porque estáis un poco absortos con Devendra Banhart, pero aquí siempre hay Coldplay o incluso Fito y Fitipaldis para el calimocho, vosotros ya sabéis lo que os digo. Porque no nacisteis ayer. ¿A que no?
sábado, julio 15, 2006
No Hay Duda
- Voy a descansar aquí un rato. No os alarméis si no vuelvo raudo. Descansad de mí y yo descansaré de vosotros. Mirad las puestas de sol, preparad suculentos platos, abrid las cartas o caminad por la arena de la orilla. Tranquilidad para los nuevos vigilantes, para las ganas de subir o de bajar sin temor o agonías. Vais a visitar las más sucias aldeas, a la gente más pobre y miserable. Así que, mientas tanto, haced el amor, emborracharos o no hagáis nada. Esto debe solucionarse en unos meses. Todo irá bien. Callad cuando os maldigan. La otra mejilla. No juzguéis y no seréis juzgados. Y cuidado con lo que viene de Tarso. Muchos que vienen los últimos querrán ser los primeros. Nadie va a tocaros porque sois míos. Nada puede herir vuestra carne, dañar vuestra alma. Y todo dirán: “Bienaventurados, bienaventurados”. Y vuestra fe será más fuerte; más enclenque el ácido que quiera disolveros. Tened presente mi nombre, hijos míos, para que la noche no os ataque, para que la muerte no pueda llegar a vuestro cuerpo ahora santo.
Paladar
- Nos convencieron de la mayor resistencia del aparato en vuelos cortos, de las altas
posibilidades que teníamos de conseguirlo: llegar a casa o, por lo menos, ponernos a
salvo. Nuestros gestos de miedo traicionaban el espíritu general de determinación.
Nadie estaba seguro de lo que hacíamos. Petra, sin ir más lejos, murmuró algo sobre
esperar a la expedición de salvamento. Pero estaba claro que no había tal expedición.
Nos habrían dado por muertos muchos meses antes.
* * * * * * * * *
- La espera se hizo interminable. El lógico racionamiento de la comida había dejado de
ser civilizado y sólo unos pocos “administradores” acabaron por tener el derecho de
consumo. Nada para las mujeres ni para los niños. Era mejor así, me decía el Capitán
Geller, cuando los niños hubieran muerto podríamos ampliar el menú. Y me guiñaba el
ojo, el muy cabrón.
* * * * * * * * *
- Conocí a Judith mientras embarcábamos en el avión. Me había fijado en su aspecto un
poco descuidado apenas entró por la puerta. Nadie se percató de su presencia. Todos
chocaban contra ella y pocos se disculpaban. Judith bajaba la mirada avergonzada. En la
primera escala del viaje, en Atenas, decidí acercarme a ella con algún pretexto absurdo.
Pedirle la hora, un cigarro, algo así. La hora estaba bien así que, una vez me hubo
respondido, inicié una conversación aunque a mí esas cosas no se me dan bien. Era
judía, de nacionalidad holandesa y se dirigía a Israel para participar en una experiencia
Kibbutz. Como yo también iba a ir a un Kibbutz me sentí muy contento… Hoy, alguien
me vino con un trozo de carne. “Es de la chica esa de los harapos”. El silencio de la
materia.
* * * * * * * * *
- Un mes después de nuestro rescate, John Skoff, flamante Primer Ministro, nos
recibió en su Palacio e hizo una breve mención al espíritu de supervivencia del que
habíamos hecho gala en tan dura vicisitud. Animó a la juventud del país a tomarnos
como ejemplo…Hoy he llegado por fin a Israel. Todo me parece nuevo y siniestro a
la vez. Muchas chicas me recuerdan a Judith. Deben saber muy bien también…Es
algo muy raro, no puedo evitar recordar el sabor de Judith. Es algo que pienso
constantemente. ¿Seré un monstruo?, un alma corrompida. Pero ¿qué hay de malo?.
¿Acaso no…? Pero, ¿qué digo?, ¿estoy volviéndome loco?...He de escapar de ese
instinto que me persigue, que me atormenta No debo sucumbir y… Hoy he matado a
la primera joven.
Nunca me he sentido tan vivo. Si alguien no me detiene, volveré a hacerlo. ¿Me
oyen? Lo haré muchas veces.
posibilidades que teníamos de conseguirlo: llegar a casa o, por lo menos, ponernos a
salvo. Nuestros gestos de miedo traicionaban el espíritu general de determinación.
Nadie estaba seguro de lo que hacíamos. Petra, sin ir más lejos, murmuró algo sobre
esperar a la expedición de salvamento. Pero estaba claro que no había tal expedición.
Nos habrían dado por muertos muchos meses antes.
* * * * * * * * *
- La espera se hizo interminable. El lógico racionamiento de la comida había dejado de
ser civilizado y sólo unos pocos “administradores” acabaron por tener el derecho de
consumo. Nada para las mujeres ni para los niños. Era mejor así, me decía el Capitán
Geller, cuando los niños hubieran muerto podríamos ampliar el menú. Y me guiñaba el
ojo, el muy cabrón.
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- Conocí a Judith mientras embarcábamos en el avión. Me había fijado en su aspecto un
poco descuidado apenas entró por la puerta. Nadie se percató de su presencia. Todos
chocaban contra ella y pocos se disculpaban. Judith bajaba la mirada avergonzada. En la
primera escala del viaje, en Atenas, decidí acercarme a ella con algún pretexto absurdo.
Pedirle la hora, un cigarro, algo así. La hora estaba bien así que, una vez me hubo
respondido, inicié una conversación aunque a mí esas cosas no se me dan bien. Era
judía, de nacionalidad holandesa y se dirigía a Israel para participar en una experiencia
Kibbutz. Como yo también iba a ir a un Kibbutz me sentí muy contento… Hoy, alguien
me vino con un trozo de carne. “Es de la chica esa de los harapos”. El silencio de la
materia.
* * * * * * * * *
- Un mes después de nuestro rescate, John Skoff, flamante Primer Ministro, nos
recibió en su Palacio e hizo una breve mención al espíritu de supervivencia del que
habíamos hecho gala en tan dura vicisitud. Animó a la juventud del país a tomarnos
como ejemplo…Hoy he llegado por fin a Israel. Todo me parece nuevo y siniestro a
la vez. Muchas chicas me recuerdan a Judith. Deben saber muy bien también…Es
algo muy raro, no puedo evitar recordar el sabor de Judith. Es algo que pienso
constantemente. ¿Seré un monstruo?, un alma corrompida. Pero ¿qué hay de malo?.
¿Acaso no…? Pero, ¿qué digo?, ¿estoy volviéndome loco?...He de escapar de ese
instinto que me persigue, que me atormenta No debo sucumbir y… Hoy he matado a
la primera joven.
Nunca me he sentido tan vivo. Si alguien no me detiene, volveré a hacerlo. ¿Me
oyen? Lo haré muchas veces.
jueves, julio 13, 2006
Don't Even Hear A Murmur Of A Prayer
- Ronnie Drew aparece de pronto en mi televisor cuando sintonizo la Tv5. Un concierto en el marco del Festival Intercéltico de Lorient. El viejo alma mater de The Dubliners con más de 70 años desgranando una tras otra bellas canciones populares o de autores irlandeses bajo el cielo francés. La voz tomada por años de cerveza y nicotina, como debe serlo la de un trovador en plena forma. No hay obligación en su escenario, sólo deber humilde que cumplir como miembro de una familia, de una tradición de músicos y poetas inconformistas. Las imágenes del recital se intercalan con pequeños extractos de entrevistas al viejo Drew: “No me gusta definirme, simplemente sigo haciendo lo que siempre he hecho”. Veo a Drew y pienso en Dylan. El irlandés es lo que el norteamericano, en ocasiones, quiere ser: un viejo Bluesman casi desconocido que pueda permitirse vivir de pequeños recitales en Greenwich Village. Pero es absurdo. Dylan sabe que toca Dear Landlord y también Like a Rolling Stone; que su condición de muchacho de los 60 le imposibilita para retirarse al campo como hizo en 1966, tras el accidente: la realidad no tardó en invadir su intimidad en forma de fans colgados con LSD. Dylan son muchos Dylans: el suave trovador del campo americano, el luchador por la igualdad racial, el furioso roquero que se ofrecía al insulto en Manchester… Dylan es el Superman de la industria musical contemporánea. Lo sabe bien. Aunque renuncie al uso de sus poderes, siempre habrá una niña que salvar, un monstruo que aniquilar. Un Time out of mind.
miércoles, julio 12, 2006
M.A.B
- Llego a Donosti casi al atardecer y me doy un paseo hasta el Kursaal. Es mi primera vez en la ciudad y disfruto de su peculiar arquitectura mientras la construcción de Moneo aparece frente a mí como una promesa de diversión y alborozo: Bob Dylan canta gratis en la playa como homenaje del ayuntamiento a las perspectivas de paz que parecen abrirse en el País Vasco. Mi amor a Dylan puede más que mi coherencia contra un proceso en el que no creo. Toda mi felicidad concentrada en pasarlo bien escuchando al músico popular más grande del siglo XX. Nada iba a importunarme y mucho menos mis desavenencias políticas con Odón Elorza... Pero caminando, caminando, entre la multitud que se dirigía al encuentro del trovador me iba dando cuenta de donde me estaba metiendo. Un cartel por aquí, unos “borrokas” por allá, pronto la verdad asomaba como una trampa calculada y eficaz: este concierto se realizaba a mayor gloria del sector nacionalista de Euskadi. “Libertad para el pueblo vasco”, “Euskal Presoak, Euskal Herrira”, “Freedom for the basque prisioners”…Incluso en la misma puerta de acceso a la playa un grupo de mujeres venden sus objetos de artesanía y sus camisetas reivindicativas para el acercamiento de presos. No había duda de qué iba esto. Menos mal que el viejo de Minnesota hizo el peor de los conciertos posibles con una imperdonable voz y una desgana que me llenó de alegría. Un grupo radical que bebía en la playa hizo un comentario sobre mi sudadera de la Universidad de Salamanca y creí prudente desaparecer de allí.
Hoy, de nuevo en casa, veo un Documental sobre la Pasión y Muerte de Miguel Ángel Blanco. Reconstruyen sus últimos momentos como sólo Telecinco es capaz de hacer: hasta el ensañamiento sensacionalista. Pero qué necesario en estos momentos recuperar las imágenes de las sedes Abertzales asediadas por una población que había resuelto no esconderse más, no huir ni dar la espalda a un crimen estructural que los afectaba a ellos como pueblo. Qué emoción al ver a los policías autonómicos despojarse de sus pasamontañas en una gesto de valentía. Qué placer al contemplar cómo pedían ayuda los batasunos para salir escoltados de sus locales por la fuerza del orden “opresor”. Pero sobre todo, qué pena, qué inmensa pena de la familia humilde de un joven arrancado de la vida por cuatro asesinos. Imágenes que por repetidas no pierden su crudeza. La hermana pidiendo a Miguel que volviera. Sus padres en la vigilia. Los vecinos descorazonados y firmes a la vez en su dolor y en su fuerza…Inútil. Todo parecía nacer de nuevo con la muerte del concejal de Ermua. Un nuevo espíritu ciudadano intolerante con el crimen y la sangre. Tuvo su época: la Ley de Partidos, la ilegalización de Batasuna, grupos como Basta Ya o Foro de Ermua son los principales resultados de una acción ejemplar. Todo eso ha pasado ya. Ahora toca decir sí al diálogo con los mismo que negaron la palabra a Buesa, a Blanco, a Lluch, a Múgica, a Zamarreño. Pero Günter Grass tiene razón cuando dice que las colectividades no pueden permitirse el olvido. Hoy, más que nunca quizás, debemos dar las gracias a un movimiento que dio la respuesta más valiente y concisa de cuantas podían darse por aquellos días: salieron a la calle y gritaron: No. Y todo cambió bajo el sol de Euskadi, de España. Hubo un momento de ruptura con el miedo. Recuperémoslo.
Hoy, de nuevo en casa, veo un Documental sobre la Pasión y Muerte de Miguel Ángel Blanco. Reconstruyen sus últimos momentos como sólo Telecinco es capaz de hacer: hasta el ensañamiento sensacionalista. Pero qué necesario en estos momentos recuperar las imágenes de las sedes Abertzales asediadas por una población que había resuelto no esconderse más, no huir ni dar la espalda a un crimen estructural que los afectaba a ellos como pueblo. Qué emoción al ver a los policías autonómicos despojarse de sus pasamontañas en una gesto de valentía. Qué placer al contemplar cómo pedían ayuda los batasunos para salir escoltados de sus locales por la fuerza del orden “opresor”. Pero sobre todo, qué pena, qué inmensa pena de la familia humilde de un joven arrancado de la vida por cuatro asesinos. Imágenes que por repetidas no pierden su crudeza. La hermana pidiendo a Miguel que volviera. Sus padres en la vigilia. Los vecinos descorazonados y firmes a la vez en su dolor y en su fuerza…Inútil. Todo parecía nacer de nuevo con la muerte del concejal de Ermua. Un nuevo espíritu ciudadano intolerante con el crimen y la sangre. Tuvo su época: la Ley de Partidos, la ilegalización de Batasuna, grupos como Basta Ya o Foro de Ermua son los principales resultados de una acción ejemplar. Todo eso ha pasado ya. Ahora toca decir sí al diálogo con los mismo que negaron la palabra a Buesa, a Blanco, a Lluch, a Múgica, a Zamarreño. Pero Günter Grass tiene razón cuando dice que las colectividades no pueden permitirse el olvido. Hoy, más que nunca quizás, debemos dar las gracias a un movimiento que dio la respuesta más valiente y concisa de cuantas podían darse por aquellos días: salieron a la calle y gritaron: No. Y todo cambió bajo el sol de Euskadi, de España. Hubo un momento de ruptura con el miedo. Recuperémoslo.
lunes, julio 10, 2006
Cuidado Con El Perro
- Pues a mí me gustan las películas de catástrofes, qué queréis que os diga? Y me gustan porque en todas ellas se muestra en algún momento una rueda de prensa desde la Casa Blanca. Sin excepción o bien el Presidente, o algún secretario se dirigen al país y anuncian el próximo desastre: un maremoto, una plaga, extraterrestres, zombies!!...Yo creo que dichas obras recogen una verdad gigantesca: los poderes públicos son incapaces de defendernos de una amenaza seria… Sí, ya sé que, en ocasiones, reparan una avería, detienen a algún terrorista, incluso ayudan a las ancianas a cruzar la calle. Pero nadie me negará que se les ve su funcionarial plumero cada vez que tienen que dar altas cifras de muertos. Atentados, accidentes o “venganzas” naturales. Yo creo que esto no deja de ser un juego al que, muchos, no creemos estar jugando: los partidos políticos, la representación electoral no es sino una farsa vendida como necesaria por todo una amalgama de poderes mediáticos y sociales. No son capaces de enarbolar banderas sino para la destrucción. Bush es un decidido adalid de la guerra preventiva y de las decisiones arriesgadas (por no utilizar otro término) pero incapaz de reaccionar ante las riadas de Nueva Orleáns. Así está el tema. Hoy me ha resultado imposible no pensar en esto al ver a la ministra de sanidad española tratando de tranquilizar a la población por el supuesto brote de gripe aviar. Que no nos cuentan todo es evidente, pero al menos que nos cuenten algo que nos permita sobrevivir o intentarlo. Pero el hermetismo es asunto sucio y propio de políticos. Me extraña esa mezcla de carne electoral y desprecio intelectual: paradoja en la que viven los partidos respecto a los ciudadanos. Estamos constantemente en peligro, gente. Y ningún “representante” va a sacarnos del agujero si éste es demasiado grande. “Absolutamente controlado”, dirán. ¡¡Ojo!!.
domingo, julio 09, 2006
El Fuego Sagrado
- A los que gustan de la mitología griega les resultará familiar el mito de Aracne. Se trata de una de las historias más despiadadas de cuantas se han escrito nunca; más si cabe por cuanto su protagonista es una hija del dios Zeus. En efecto, Atenea, aparte de muy sabia, muy bella y muy capaz, era una hija de la gran puta con un ego así de grande. Pues bien, en la tierra de Lidia vivía una joven llamada Aracne, una hábil niña prodigio del telar. Elaboraba maravillosas composiciones y su fama se agrandaba día a día. Todos elogiaban sus creaciones y solían repetir que su destreza se debía a un don de la propia Atenea. Arcane, sin embargo, aseguraba que, puestos a comparar, los dioses debían envidiarla. Atenea, en su infinita misericordia, acabó convirtiendo a Aracne en una araña, para que así pudiera elaborar telas perpetuamente.
Hoy, en la final del Mundial de Alemania, (victoria de Italia), ocurrió algo inaudito: Con el cronómetro en la prórroga, con Francia dando muestras de grandeza, con un Zidane dispuesto a pasar a la historia dejando pinceladas de dulce sabor a fútbol, ocurrió lo impensable. Quizás desde la epopeya de Odiseo (otra vez la Grecia buena) todos los hombres han tratado de componer una historia en la que un joven con aptitudes, vence a su destino y cumple sus sueños. El sueño americano por ejemplo. Todo esto hoy, se ha visto interrumpido. Es un buen día para marxistas y materialistas. Se ha dejado claro que la venganza divina contra los que sobresalen en lo bueno es implacable, que el mal es más sencillo que el bien, que los buenos no siempre ganan. En un momento cumbre en el que el deporte-rey iba a incrustarse en la misma experiencia mítica del ser humano, un héroe del pueblo, cual en montaña rusa, se precipitó con la cabeza por delante, contra el pecho de un jugador italiano (Materazzi, por más ensañamiento santoral). Ahí acabó todo. El silencio sustituyó al éxtasis. Todo el torbellino de imágenes que hubo después carece de importancia. Zidane se retiraba del campo en una espeluznante escena de derrota y de pena. La cabeza gacha cruzándose con el trofeo que ya nunca sería suyo. Todo fue demasiado rápido. Después, las lágrimas no eran suficiente. Era más que la final de un Mundial. Una vez más, derrota. Y con crueldad inmerecida.
(Coda: Espero no ver algo parecido a esto en la columna de Boyero el lunes).
Hoy, en la final del Mundial de Alemania, (victoria de Italia), ocurrió algo inaudito: Con el cronómetro en la prórroga, con Francia dando muestras de grandeza, con un Zidane dispuesto a pasar a la historia dejando pinceladas de dulce sabor a fútbol, ocurrió lo impensable. Quizás desde la epopeya de Odiseo (otra vez la Grecia buena) todos los hombres han tratado de componer una historia en la que un joven con aptitudes, vence a su destino y cumple sus sueños. El sueño americano por ejemplo. Todo esto hoy, se ha visto interrumpido. Es un buen día para marxistas y materialistas. Se ha dejado claro que la venganza divina contra los que sobresalen en lo bueno es implacable, que el mal es más sencillo que el bien, que los buenos no siempre ganan. En un momento cumbre en el que el deporte-rey iba a incrustarse en la misma experiencia mítica del ser humano, un héroe del pueblo, cual en montaña rusa, se precipitó con la cabeza por delante, contra el pecho de un jugador italiano (Materazzi, por más ensañamiento santoral). Ahí acabó todo. El silencio sustituyó al éxtasis. Todo el torbellino de imágenes que hubo después carece de importancia. Zidane se retiraba del campo en una espeluznante escena de derrota y de pena. La cabeza gacha cruzándose con el trofeo que ya nunca sería suyo. Todo fue demasiado rápido. Después, las lágrimas no eran suficiente. Era más que la final de un Mundial. Una vez más, derrota. Y con crueldad inmerecida.
(Coda: Espero no ver algo parecido a esto en la columna de Boyero el lunes).
viernes, julio 07, 2006
Para Vivir
- La tarde se había quedado sobre nosotros, María, como muchas otras veces. Nadie sabía del hombre, del tiempo que pasa y ahí se jugaban las ropas, el sudor joven para perdernos. Acaso un lugar que no aparece en los mapas, como antigua protección frente a los saqueadores que no dudan en formar conciencias. Ay del teclado, frío que no es por él mismo nada más que mármol de espera y de genio!!... Una limonada, un poco de reposo en la dicha. Árboles sabios y eternos que a nada pervierten con sus voces y sus gestos. Escenario pasado, hambre o sed que no se pasa ahora, que somos un poco más viejos.
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- Te ataron la boca, Esmeralda… Ahora para subir tendrás que ser buena. Una cadena, un martillo. Parecía que no, pero acabaron matando a la pobre niña.
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- Lo demás no me importa, Claudia, serás una mujer como las demás. Así que vete deshaciéndote de esos libros y cuadernos. Tu abuela se llevaría un disgusto si te viera, así, como un vulgar pordiosero. Qué?...Ni se te ocurra salir por esa puerta… No salgas… Bien, acabas de perder tu herencia.
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- Te ataron la boca, Esmeralda… Ahora para subir tendrás que ser buena. Una cadena, un martillo. Parecía que no, pero acabaron matando a la pobre niña.
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- Lo demás no me importa, Claudia, serás una mujer como las demás. Así que vete deshaciéndote de esos libros y cuadernos. Tu abuela se llevaría un disgusto si te viera, así, como un vulgar pordiosero. Qué?...Ni se te ocurra salir por esa puerta… No salgas… Bien, acabas de perder tu herencia.
jueves, julio 06, 2006
Contra Los Poetas
- Sobre todo es esa mirada; esa permanente muestra de ironía y cinismo. Hay de todo en la viña y caemos sin pretenderlo en la magia del colorete. Hay bares predeterminados, pequeñas reuniones a pie de página. Todos congregados, sobre todo mostrando los dientes, muy finamente. Una película de Allen sin él mismo que sirva como contrapunto. De hecho, podríamos calificarnos como espectadores in-vo-lun-ta-rios, carne de gacela entre leones. Porque nada tiene más posibilidades de pervertirse, de mutar en horrible sucedáneo que lo más puro y noble. La poesía, como los Toros, por ejemplo, en la que, a priori, su naturaleza exige de pureza y verdad, a menudo se torna cainita, casi innoble y se envuelve en manto de irrealidad y buscada corrupción. Por qué hoy alguien decide ponerse frente a una hoja en blanco para escribir poemas? Qué busca el/la joven a menudo solitario/a y soñador/a cuando desparrama versos? Al principio es probable que sea honesta su decisión. No hay en la poesía nada caníbal que inste al hombre o la mujer a comportarse artificialmente. Al contrario. Entonces, por qué, hoy, de paseo por las antologías, por los recitales, por los concursos, encontramos tanta pose, tanta estética vacía? Quizás por los materiales utilizados? Es posible que lo barato de la producción sea el origen de la maldad? Al fin y al cabo, un bolígrafo y un papel…ya ves tú. Tampoco los temas a tratar ayudan mucho a que la lírica vuelva a su origen metafísico: el amor, el ingenio, juegos de palabras…Nada subversivo, nada que de verdad choque con el alma del lector. Humor, verano, maravillosos espectáculos audiovisuales para acompañar mi poemario sobre el precio de los helados en Plaza España…. Cuánto daño ha hecho el fenómeno Haiku!! Malentendidos. Todo viene por la mirada de Paula Cifuentes en el programa de Dragó. Mirada que inspira desconfianza, superioridad. Pero puede ser un poeta alguien superior o, por lo menos, ejercer como tal? Para eso, mejor haberle cortado la cabeza a Basho.
martes, julio 04, 2006
Esos Putos Comunistas
- Varias veces inoportuno al guardia. Le pido información sobre el día y la hora, sobre la posibilidad de salir corriendo y empezar de nuevo. Nadie es imprescindible a posteriori, y ahora lo sé y lo percibo nítidamente en las miradas de las enfermeras y los sacerdotes. Me mandan distraerme con alguna actividad manual. Quieren que haga conchas de cerámica, esculturas de barro; también que recoja las flores para la fiesta de primavera. Nada de eso me interesa lo más mínimo. Supuro asco y rencor por todo lo que me han hecho, por lo que me he hecho. Ya nadie va a verme ganar. Acabaré vendiendo sustancias, o algo peor.
Ya cierran las celdas. Hay un oscuro silencio de voces pero aún se percibe el goteo de la realidad entre mi vida y la de ellos. Cuánto de miseria, mil veces repetida, que se adoctrina para que uno la proteja y la multiplique. Nadie habla en la noche de nosotros. Pero habrá un día en que estas rejas no puedan retenernos. Entonces, el sol volverá a tocarnos, el aire libre nos permitirá pensar mejor. Y la calle será nuestra. E iremos más lejos. Y podré encontrarte. Y te gustará mi corte de pelo.
Ya cierran las celdas. Hay un oscuro silencio de voces pero aún se percibe el goteo de la realidad entre mi vida y la de ellos. Cuánto de miseria, mil veces repetida, que se adoctrina para que uno la proteja y la multiplique. Nadie habla en la noche de nosotros. Pero habrá un día en que estas rejas no puedan retenernos. Entonces, el sol volverá a tocarnos, el aire libre nos permitirá pensar mejor. Y la calle será nuestra. E iremos más lejos. Y podré encontrarte. Y te gustará mi corte de pelo.
sábado, julio 01, 2006
Zidane
- En la época del capitalismo posmoderno, los duelos deportivos. Residuo de la Guerra Fría, los acontecimientos del fútbol, del tenis, del baloncesto envuelven nuestra vida en un halo de éxtasis pocas veces sujeto a la especulación o al cálculo. En ocasiones, una actividad por muchos repetida se convierte en esencia, en pura demostración de verdad cuando los genios la interpretan y hacen suya. Hablo, sin duda, de John McEnroe y sus partidos con Borg en la hierba de Wimbledon; de Muhammad Ali y Joe Frazier partiéndose la cara en Manila, de Sebastian Coe y Steve Ovett persiguiéndose en los 1500… Tantas experiencias, tanto analizar bajo la premisa de lo que vende, de la moda, para, después, aceptar la realidad que un solo hombre impone en su terreno. Jubilación, el fin de una era, arrastrarse por los campos…Todo eso se decía de Zinedine Zidane antes del partido de ayer. Hoy, todo queda en el obligado suspenso del pasado. Hoy, el tímido caballero francés ha resuelto callar bocas. Ha sido maravilloso. Y sobran las palabras. Esto sólo es mi pequeño homenaje al que ha hecho tanto bien a tanta gente.
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