- Siempre tienes que estropearlo todo… No quiero ser Ulises Lima, no quiero aparecer de improviso, sin cambios en la cara, defendiendo lo mismo de siempre, atravesar el mundo, ciudades, quedarme en los sofás de mis amigos integrados en el sistema. No quiero encontrar miradas de reproche, lastimeras muestras de una amistad agotada. No quiero que me sirvan una taza de café o que me den dos mantas por la noche, y que piensen: “Está igual que siempre, no nos afecta, nos divierte su espíritu aventurero”. Y, sobre todo, no hablar de arte, de libros, de películas, cuando a ellos ya se les ha pasado la fiebre y sólo viven un presente de carne y de balances. No voy a ser el tío de los niños, el que les cuenta historias disparatadas. Voy a cumplir con una obligación profesional.
2 comentarios:
Romper el círculo del eterno retorno y ascender en viaje vertical hacia una nueva etapa. Arrugarse la cara sobre la cara de siempre. Por necesidad, hacerse viejo. Pues bien, si somos lastre, vacíate de arena los bolsillos. Otros como yo nos la llenaremos de luto en los ojos. Hay amigos que pesan demasiados recuerdos.
Otras veces, tampoco muchas, mi consejo es ralentizar la marcha. Justificar el cambio de rumbo ante la tripulación. ¿Lastre o tripulación? Anda, traete contigo si vuelves.
No estoy enfadada.
- No era por vosotros este post. Ni mucho menos.
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