- Este verano no se parece a ningún otro. Apenas termino de peinarme y el ruido me ciega las manos. ¿Es la libertad a la que acuden, en coro, el rico y el hombre débil? Paseo Torrevieja con cansada actitud de malditismo. Luego el paisaje cambia y ¡zas!, estoy en la carretera. ¿Es posible un sueño semejante, una ocasión de luchar por la felicidad escondida entre los labios? Voy repitiendo el camino poco a poco; primero la adecuada sensación de estar en casa, de pelear por fin por mi nuevo mundo. Más tarde, cuando la realidad surge de la nada y va tomando cuerpo y la vamos sabiendo con mayor profundidad, es la contradicción, la sorpresa, lo que no habíamos supuesto en cincuenta vidas…
¿En cincuenta vidas? Vamos, no seas ridículo, fuiste consciente enseguida: la mayor de las vergüenzas te perseguiría y, aún así, optaste, elegiste mal. ¿Qué esperabas?, ¿una palmadita en la espalda por tu rechazo a los horarios, por tu caminar desaliñado, por tu gusto por la polémica? Lo sabías, y todos sabíamos que lo sabías pero no teníamos todavía la suficiente confianza para decirte: “Esto no te lleva a ninguna parte?”
Fue la cacería del amor, también. Toda esa mentira que alimentabas como un tema recurrente. ¿Quisiste alguna vez a alguien?. Nunca te moviste, fue un mes y otro mes y todo un año palideciendo, subiendo escaleras, buscando algún rincón lleno de amigos, de ocio, horas tras hora.
Ahora todo ha cambiado ¿ha cambiado? Debe hacerlo. Eres más sabio, al menos, tus células son más viejas. Estás sereno. Todo eso debe repercutir positivamente.
1 comentario:
Scrooge tuvo suerte, sin intermediarios premonitorios no es tan sencillo. ¿Qué sería de mí si...? No lo sé. No, en serio, no lo sé.
Para el resto, otro como yo -como tú seguramente- cualquier tiempo imaginado fue mejor. ¿Fue mejor?
Pero eso también es fácil, sí, airear de fantasmas la conciencia no lo es tanto. ¿Qué sería de mí si...? Pues no, o sí, probablemente no serías tú, ni yo. Yo tampoco.
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