Los ciudadanos de Cantabria enfrentaron
ayer al Partido Popular con sus miedos más íntimos a golpe de papeleta. El
fenómeno se notó con especial intensidad en la piel de Ignacio Diego, quien, a
últimas horas de la noche, reconoció que su futuro político en la región estaba
amortizado. “Descarto ser presidente en esta legislatura”, declaró tras
conocerse el derrumbe electoral de su partido. La gigantesca ola de cambio y
los tiros en el pie que se ha descerrajado el PP en forma de ‘anticampaña’
durante los últimos años a punto estuvieron también de arrancar el bastón de
mando de las manos de Íñigo De la Serna. Lo de Santander está por ver. Es
posible que los santanderinos debamos aprender a desenvolvernos en una nueva
capital desvestida de azul. La irrupción de Ciudadanos podría mantener al
actual alcalde en el poder, pero a costa de poner en riesgo su impronta de
partido regenerador. Su política de apoyos en las próximas investiduras marcará
su futuro inmediato, con vistas a las elecciones generales.
Ante este panorama, el PRC y
el PSOE pueden beneficiarse del naufragio popular, sin haber aportado gran cosa.
Sus resultados de ayer apenas mejoran los cosechados hace cuatro años. En el
Parlamento regional, los socialistas continúan su dramático descenso. Da la
impresión de que todo el relato de la jornada se ha resumido en la pérdida de
votos de la derecha y en el estreno institucional de los emergentes. A diferencia
de lo ocurrido en otros lugares, estos aquí no han hecho más que asomar la
cabeza, sin la contundencia de Madrid o Barcelona, pero su llegada ha escoltado
a la gran crisis del PP, que pierde comba en los principales municipios de la
comunidad autónoma.
Con una participación
similar a la de 2011, los populares cántabros encaran las próximas semanas con
el miedo metido en el cuerpo. Tal y como habían planteado su papel electoral,
necesitan alcanzar siempre la mayoría absoluta para garantizar que sus victorias
en las urnas cristalicen en gobiernos. Un escenario que no se ha dado.
*Columna publicada el 25 de mayo de 2015 en El Diario Montañés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario