viernes, octubre 26, 2007

Sol De Otoño

- En mi descargo diré que no puedo reponer las hojas a la rama. Así el tiempo sumergido en niebla, aburrido como una visita inoportuna que, despacio, aparece entre las sábanas, dispuesto a no ceder, a quedarse.
Si penosamente se lanza la responsabilidad contra el muro del amor, de la oportunidad perdida, de un no conformarse con lo brindado o, acaso, confiar en que deben darte. Si la calle caminada ofrece experiencia, argumentos para la dote del destino, ¿será un margen de error, una vida plena? Se habla de las “Grandes Ideas”, de alzar al hombre y llevarlo y honrarlo.
Es inútil la aventura. ¿Es inútil la aventura?
Por un sol de otoño que florece. O la Patria.

jueves, octubre 25, 2007

domingo, octubre 21, 2007

Fuerza Y Honor

- Anoche, justo cuando iba a acostarme, pensé: “lo bueno de no haber salido hoy es que puedo oír La Rosa de los Vientos”. Así que cogí el mando de la minicadena y puse Onda Cero. Me sorprendió que, en vez de la voz de Juan Antonio Cebrián, sonara una canción melódica, impropia del programa. “Ya han vuelto a cambiar el horario”, me dije. Me tumbé en la cama y abrí mi libro de Henning Mankell con el que estoy lidiando desde hace unos días. Así llegué a las dos de la mañana y puse de nuevo la radio para escuchar las noticias antes de dormir. Lo que la locutora dijo entonces me impactó como pocas noticias lo han hecho: Juan Antonio Cebrián, director y presentador de La Rosa de los Vientos había fallecido. Un infarto cabrón segó su vida la tarde del sábado. Los que nos hemos interesado por la historia y por la peculiar y respetuosa forma de Cebrián para hacerla radio estamos hoy un poco más solos. Hasta siempre.

viernes, octubre 19, 2007

Pues Sí

- Al menos los guepardos, leones y felinos en general, matan porque lo necesitan para comer. Los mandriles o jabalíes, animales herbívoros, lo utilizan de defensa contra agresores. Suelen ser muy agresivos y hacen frente a depredadores mucho más grandes que ellos. Los mandriles, por ejemplo, luchan de igual a igual con el leopardo. Aún así, no puedo evitar mi desprecio por ese “regalo” con el que la naturaleza ha honrado a dichas especies. Que puedan defenderse me parece un fraude.