lunes, enero 29, 2007

John


“De todos los jugadores de tenis es quien tenía el mayor potencial, pero no fue capaz de aprovecharlo al máximo. Estoy seguro de que se habrá pateado más de una vez por no haberse convertido en el mejor de todos los tiempos. Creía en mejorar jugando e ignoraba la práctica. Si hubiera entrenado normalmente como los todos los profesionales, el cielo era el límite.” Matts Willander

sábado, enero 27, 2007

Reciclaje, RECICLAJE


- Aún la insistente marcha, la fuerza mayor en número y en determinación fuerza la misericordia, previene del dolor y la injusticia… ¿injusticia?, quizás sea mejor decir “cobardía”: Nadie es perfecto.
Mientras la ciudad duerme aún en seguridad y costumbre, acaso tradición de fe o de secretos y se amplía el horizonte de luz mañanera y se cambia lo bueno por lo urgente… Ahí, sólo ahí (o entonces), entre la mala hierba y la hierba digna, bañándose en la niebla del nuevo día, un sujeto, un ejemplar de barro, como todos, envuelto en su equipaje hecho con prisa y sin el calor de una hoguera, apenas despierto y decidido, abandona la ciudad indiferente a la escena.
Muchos espejos de comedia o minúsculo sustento han quedado lejos del buen pensar, de la serena aceptación de un nombre y una circunstancia.

-Un camino largo que la señal ampara.

-No voy a echarte de menos. Tu elección me sabe a poco.

Una despedida que suena blanca, que parece nada, en la voz de Nina, cantando “Don´t explain”.

miércoles, enero 24, 2007

Colores

- Cuando el poeta norteamericano de origen judío Robert Lax decidió convertirse al catolicismo, un amigo le comentó: “Lax, si te pusieras barro en la cara ya serías las tres cosas que mas odian los sureños”… Me viene a menudo esta anécdota a la cabeza, sobre todo en estos días que vivimos de gran frustración ideológica y excesiva militancia estética. Hay una profunda raíz moralista e injusta en nuestro país; una intención de separar las ideas también por emociones, por adherencias artísticas o gustos literarios. Para los más canallas, los más superficiales (siempre son los peores los que se colocan a la cabeza en estas cosas, como diría Hayek) es fundamental no sólo pensar distinto, sino hacer de la vida un mosaico de lugares comunes que los diferencien, los alejen de los otros, de aquellos con los que no pueden coincidir en nada (¡Por Dios!). Así, una vida activa políticamente desde determinadas posturas es inseparable de comuniones de dudosa (al menos) coincidencia con el fin pretendido. Actos de fe, sin duda alguna.
Por eso, a medida que el tiempo pasa y parece que las viejas luchas culturales murieron con Mao y el 68, van surgiendo como de la nada peligrosos portavoces, absolutamente despreocupados de los problemas reales de la gente, empeñados en convertir los gustos, los gestos, la estética en armas, en uniformes.
Pues bien, como yo no estoy de acuerdo con nada de esto y dispongo de este espacio para escribir lo que me parece ( lo que me ocurre y se me ocurre), me siento obligado a plasmar, cual Tesis de Wittenberg, mis lealtades, mis apetencias:


1- Soy del Real Madrid
2- Me gustan los Toros.
3- Me gusta la opera.
4- Creo en el derecho de la COPE a decir lo que considere oportuno.
5- Creo que Lluis Llach es el mejor cantautor español.
6- Me gusta el cine americano.
7- Considero que el cine español (salvo excepciones) está alejadísimo de la sociedad a la que pretende representar (por eso, se demuestra que ni lo pretende, ni la representa).
8- Creo que el tema eutanasia merece, al menos, un debate.
9- No creo que deba darse religión en las escuelas.
10- Creo en la despenalización de las drogas, al menos las blandas.
11- Prefiero leer a Savater que escuchar a Carrillo (mil veces).

(Escribiré más si se me ocurren más cosas).

miércoles, enero 17, 2007

Oportunidad


- Acercarse en presente para compartir un momento de duda, una unción de enfermos sin contacto que sirva de consuelo, quizás no de solución para un hombre que se duele. Nada de objetividad, la duda de existir bajo cualquier trozo de tela, sin un remedio de cotidiana pasión o buen descanso.
Una imagen preferida que mantiene la opción de no mostrarse, de saber más y, por ello, mirar la tentación como quien mira un cuadro. ¿Se pasa del deseo a la huida, al entramado de mentes a un tiempo, sin solidaridad por el que se sienta a un lado y podría (sin duda) no sentarse, y morir sin ocupar su hueco?
Bajo el apego que ata y nos enseña el trozo de carne que nos va cobrando y sugiere su dominio, pero sin risa, como algo debido acaso.

Pero ¿hay posibilidad, más allá de cualquier sueño de huérfanos? La carne, la carne

Y por repetido, nos esforzamos. Sí.

martes, enero 16, 2007

Jabalíes

- Fernando Savater dio ayer en el clavo durante una entrevista concedida a CNN+. Al ser interrogado sobre la última manifestación en Madrid, Savater se lamentó de la inoportunidad del lema. Para el filósofo vasco la época del “Paz, no al terrorismo” parecía ya superada. Nuestro avance en el conocimiento de las raíces y la problemática de la vida en Euskadi, nos había llevado (les había llevado a los constitucionalistas) a oponer a la demagogia nacionalista, no sólo lo que no querían (terrorismo, ETA, miedo), sino también (y fundamentalmente) lo que sí querían; a saber, la defensa del Estado de Derecho, de la Constitución, etc. O sea, una puesta en orden de sus convicciones y una determinación por no callar ante el clima adverso (y hasta asesino) en el que vivían.
Para mí, darme cuenta de la situación que en pleno siglo XXI vivía un territorio vecino del mío, la demagogia con la que la izquierda trataba este tema desde la prensa “más prestigiosa” y las sempiternas fórmulas liberticidas de “hay que reconocer que hay un problema político no resuelto” fue una particular caída de Damasco. Para un adolescente por aquel 1997, año del asesinato de Miguel Ángel Blanco, observar cómo desde los comunistas a ciertos sectores de la cultura y del arte se silenciaba el clima de miedo que el 50% de los habitantes del País Vasco vivía, cómo los miembros de la Inteligencia española más sensibles al hambre en el mundo o a la intervención en Irak estaban inéditos en la lucha y el compromiso contra el terrorismo, fue un cambio absoluto de quien, hasta ese momento, pensaba que la izquierda siempre tenía la razón y que la derecha merecía no sólo una derrota electoral tras otra, sino el desprecio más radical.
Y lo han vuelto a hacer. Como si no hubieran aprendido nada desde los años 70, invocan la paz (la PAZ) como un bien absoluto, sin analizar lo real de la destrucción moral (y física) de la convivencia en el País Vasco español. Actores y escritores que antes no firmaron ningún manifiesto contra ETA y contra el régimen artificial nacionalista creado a su imagen y semejanza, por no apoyar al entonces presidente Aznar (sí señor, a eso llegó la nausea), hoy se rodean de una legitimidad falsa, de una sensibilidad de hojalata para lanzarse a la calle con un propósito bien claro: echar una mano al gobierno.
“ETA, tus atentados contra los trabajadores sólo beneficial a la derecha” rezaba una pancarta del Sindicato de Estudiantes. La derecha. A eso se resume todo. Para muchos es la principal enemiga. Y ETA sólo son un puñado de lunáticos bienintencionados. Da asco. Y da pena.
¿Va quedar algo que rescatar del naufragio?, ¿Podremos construir desde la ausencia de valores?, ¿Rescataremos la democracia o, más bien, mantendremos un prudencial silencio mientras el Gobierno se apoya para seguir en el poder de los sectores más cercanos al fascismo, al racismo de la ultraderecha europea (los nacionalistas)?, ¿Hay salida?.

sábado, enero 13, 2007

Aviso Sobre Comentarios

- He abierto este blog para que todo el mundo, sea o no usuario, pueda comentar si lo desea.

viernes, enero 12, 2007

Mar De Tierra


- Para los que han sabido hacer de sus manos un medio, un saber que transforma el entorno y lo hace trabajo y materia. Para los que realizan en silencio una labor de años para dar con el objeto deseado sin más compañía que la propia serenidad y el amor por el arte. Para todos ellos, mi envidia, la envidia (¿sana?, ¿puede serlo?) de quien al escribir quiere mostrar y no puede sino simular una alegría que no se queda más que en descripción de verdad o superficialmente comprendida. Mi admiración crece desde la sospecha, la intuición hasta lo más seguro durante el visionado del estupendo filme-documental: “Mar de tierra”, producido por TV3 y que cuenta de manera serena, elegante, espiritual casi, el trabajo que el artista español Miquel Barceló realizó durante dos años en un taller de Vietri, Nápoles, sobre una piel cerámica para vestir la Capilla de San Pedro en la Catedral de Mallorca. El mallorquín, poco a poco compone, en sus manos la obra que cobra vida, que deja de ser idea para ser forma y siempre eterna en una realidad que no sugiere, ni roza, sino que va quedando para siempre en la cotidiana visión, incluso involuntaria del espectador. Ahí mi envidia. Creo que la experiencia creadora, si no es física, si carece de inmediatez y de fuerza transformadora de una materia prima real (no simbólica ni imaginaria) no llega a penetrar en lo profundo del hombre. Dice Barceló: “Creo en el arte, no en la historia del arte”. Por supuesto es una frase digna de quien se mancha antes de observar, de quien conoce de los huecos sucios y laboriosos de la cerámica, de la pintura. No puedo sino emitir un suspiro al verme, tan limpio, tan moderno ante este ordenador, donde las palabras se plasman en una lejanía sin tacto, en un monstruo de aparente elegancia y sólo un poco (un algo) comprendido, compartido. Barceló entre los muros sucios del taller, entre sus pinturas derramadas sobre el suelo y sus manos. Dice que le gusta trabajar con música y, de esta manera, desde esta suciedad que es trabajo y es arte (feliz síntesis del espíritu, de la religión de la que está tan cerca) toma un CD y lo introduce en una moderna minicadena. Y vemos la guerra en Irak, los periódicos que nos hablan del Premio Príncipe de Asturias concedido al artista, mientras éste, en una verdad casi de celda, continua con su labor, tocando la vida para que sea obra, para que sea para siempre. ¿Qué nos queda si el arte es de los otros?, ¿Escribiremos?