jueves, junio 28, 2007

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- ¿Qué es Madrid? ¿Una ciudad? ¿Puede serlo?. Mis visitas apenas se mueven de lo mirado mil veces, de lo repetido y caminado. Es San Francisco de Sales y su desembocadura en Cristo Rey. Es Princesa hacia Plaza de España. Es el FNAC y su sección de cine de autor. Todo lo más viejo y transitado, como una ceremonia con la memoria atada por otros pensamientos, quizás, o los mismos, ¿quién sabe?

Alguien que lleva bolsas, que camina despacio. Alguna joven despistada Apenas niños. No se ven niños… A salvo quedan las palabras que no se dicen pero ¿y el corazón?, ¿y la vida? Muchas veces, desde la misma ventana, tarareando canciones, recitando oraciones en silencio, voy (iba) pensando en lo que se trabaja y no da frutos. O en lo que queda por trabajar y por vivir.

Paso frente a la tienda (¿de fotografía?) y miro al mendigo lector y a la moderna calidez de la plaza de los cubos y su apuesta por el consumo y por la sofisticación. Sé que nada es igual pero juego al despiste. Pienso aún en las citas a las que debía acudir, en el plan (post)adolescente que habíamos prescrito para una noche cualquiera.

¿Es Madrid una ciudad si, en cada hueco, en cada acera descansa una leyenda, algo sutil y personal, acaso un instante simplemente soñado y sugerido?

miércoles, junio 27, 2007

Bob

- Bob Dylan acaba de ser honrado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes… ¿O debería decir que el Premio acaba de ser honrado por caer en manos del genio de Duluth?

Nunca he escrito nada de mi músico de cabecera en este blog. Es extraño. Seguramente he esperado una ocasión especial, algo que me haga plasmar en el papel todo lo que Dylan ha significado a lo largo de los años, todo el repertorio que ha sido, más que una colección de canciones, casi la banda sonora de mi vida…Pero he de reconocer que los años de fiebre dylaniana han pasado. He tenido que apartar sus discos en un rincón para no vulgarizar sus canciones, para no hacerlas objetos de uso y abuso. Había empezado a cogerle asco a “Like a Rolling Stone”, a “One too many mornings” (en la versión en vivo de 1966), al “Blonde on Blonde”…Era demasiado. Una maravilla como “The lonsome death of Hattie Carroll” me daba hasta pereza. Así que llevo una temporadita de desintoxicación del viejo trovador. Temporadita no exenta de recaídas en forma de breves audiciones del “Nashville Skyline”.

Así que ¿qué decir?... ¿Alegrarme? Claro. ¿Cómo podría no hacerlo? Un tipo como Zimmerman, absolutamente libre, capaz de reinventarse mil veces, siempre con éxito, desafiando, incluso, a su público cuando decidió electrificarse; escandalizando a los gurús de la gauche divine, quienes nunca comprendieron su conversión al cristianismo; partiendo del Folk y rehaciendo el Rock. Un artista al que los Beatles adoraban y al que todos trataban como a un dios.

Un ídolo que fue capaz de hacer la única cosa más grande que acudir a Woodstock: no acudir. Pasó de los hippies y se dedicó a cortarse el pelo y a leer la Biblia. A fundar una familia.

Mientras escribo estoy pensando en qué video capturar de Bob. Hace tiempo que estoy, como ya he dicho, desconectado. Me cuesta mucho decidirme. No sé. Quizás “Forever Young” con The Band.¿Os parece bien?

Felicidades, viejo.

sábado, junio 09, 2007

Yo




- Ando loco con Cioran. Como me pasó con Octavio Paz o con Claudio Rodríguez, las palabras del rumano las leo con absoluta entrega, con devoción sincera. Y me asaltan sentimientos encontrados: un alivio, primero, por hallar espacios compartidos, elementos que unen con los otros:

“¿Qué es un escritor sino alguien que lo exagera todo por temperamento, que concede una importancia indebida a todo lo que ocurre, que por instinto exaspera sus sensaciones? Si sintiera las cosas como son, y sólo reaccionara ante ellas en proporción a su valor… “objetivo”, no podría preferir nada y, por tanto, profundizar en nada.
A fuerza de desnaturalizarlo todo es como se alcanza la verdad”.

Y luego, un vacío, una culpa que arrastra y llega a la más terrible revelación: no hay mensajes exclusivos, creación en soledad. Lo que uno siente se ha sentido ya. Lo que uno piensa lo han pensado antes…y han triunfado:

“Tengo una gran experiencia de los hombres y las cosas. Sin embargo, no me sirve para nada, o casi nada, en la vida diaria. En cambio, teóricamente me resulta de una enorme utilidad. Pero una vez más no obtengo con ella ningún bien”.

Por lo tanto, la desidia, el aburrimiento mortal, un gesto a destiempo, la tentación destructiva… Todo gira con normalidad repetida. Como si a Dios ya le cargara tanta intensidad del pensamiento.
Mi amiga B. hace poco dijo que yo era escéptico en el amor y que ser egocéntrico en soledad no tenía sentido (por lo que era mejor, interpreto, serlo con otros, para hacerlo más interesante)…

Una imagen de invierno entre familias, recorriendo un jardín (del Luxemburgo, quizás), encontrando a Beckett con su periódico. Muy feliz escena. Y pensando: puedo seguir aquí riéndome de la muerte, de la vida posible.

lunes, junio 04, 2007

L. y B.

- Me dice B. que puedo contar siempre con su ayuda. Se lo agradezco, evidentemente. Pero ¿puede tratarse de ayuda en nuestra época, con nuestra generación?

¿Qué hacer?

Por lo pronto estar solo. Sigue tratándose de eso.

Y Cioran:

Hay que aferrarse a una tarea y sumirse en ella; es la única forma de suprimir ese intervalo que nos separa de las cosas y del que está hecha la conciencia. Conciencia, es decir, no participación, mi estado habitual.

L. me pide que le cuente el sueño. No, claro. Todo por no escuchar su justísimo reproche.