jueves, marzo 26, 2009

Camilla Parker Bowles


El cuento es la belleza robada. No hay dilema entre amor y belleza, eso está claro.

¿Cuál es la enseñanza? Hablo de los cuentos infantiles.

Luego miro la televisión y la antipatía que provoca Camilla Parker frente a la admiración que despiertan Rania de Jordania, Lady Di, Carla Bruni.

¿Por qué no hay apoyo a la ex de Sarkozy? ¿Qué tiene Carla Bruni que no tenga Camilla? ¿Debo contestar a eso?

Porque en los cuentos infantiles hay siempre un equilibrio fundando en la belleza, al que la envidia (personificada en el marginado) destruye. Pueden verlo en la “Bella Durmiente”. El hada que no ha sido invitada lanza el maleficio. La niña crece. La maldición planea sobre la vida de palacio y desbarata, finalmente, lo más bello, convirtiéndolo en problema a solucionar por el príncipe (otra belleza en marcha).

El equilibrio fundado en la belleza-legitimación. Ni siquiera tienen que esforzarse en ser buenos. La acción de marginar (aparentemente sin motivo) a un hada no parece inquietar a los redactores del cuento, por cuanto esa decisión es legítima por sí misma. Sin embargo, el enfado del hada es mal recibido pero no como problema sino como maldición. En ningún momento se hace explícito un intento por solucionar las cosas. Puede parecer rizar el rizo, pero fíjense en la postura del hada “mala”. Hoy nos parecería una actitud casi compartible. El mal viene de fuera. Nunca es una madre, es una madrastra (“Blancanieves”), ajena al hogar. “La Cenicienta” también juega con la idea de la princesa legítima, arrancada de la paz merecida por personajes ajenos a su mundo. Personajes que ocupan el escenario, lo profanan.

Pero “La Cenicienta” incorpora esa relación Bondad-Belleza-Poder. Las hermanastras son malvadas, ergo feas. El príncipe no es capaz de reconocer a su amada vestida como una sirvienta. Necesita del zapato perdido. Lo sabe y ni siquiera va en persona en busca de Cenicienta. Lo hace un lacayo.

Las madrastras, hermanastras, hadas malas y brujas, personifican al advenedizo, al plebeyo ascendido a una posición más alta de la que merece. Sin embargo, esa tensión sutil que, a priori, tienen los cuentos, debe ser edulcorada de manera que de un dilema social se establezcan imágenes alegóricas del mismo. A saber, la belleza como representación de lo legítimo; la oscuridad y lo feo, como reflejo de lo torcido y malvado.

El cuento es un problema social, envuelto en celofán fantástico, pero inútil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La relación entre el principe carlos y camila parker será reconocida como una de las grandes historias de amor de la historia.