lunes, septiembre 19, 2005

Tres Octavio Paz

- A varias lecturas se presta el Premio Nobel mexicano. Una por supuesto la poética, esforzada muestra de surrealismo hispanoamericano con esa vocación de Helder: "Hay que seguir el vielo de los grandes o morir". De ahí la voluntad de permanencia que representa la poesía frente a otros géneros literarios. Paz siempre quiso ser poeta y como tantos otros solo lo logró algunas veces. Poeta. De los que no perdonan al otro sus excelencias y se esfuerzan cotidianamente por trascender el lenguaje (la realidad) y mostrarse seguros en un universo donde las palabras sean propiedad y nunca apropiación inmerecida de técnica.
Esto no lo podía permitir Octavio Paz; otros talentos apenas adormecidos por el poético peleaban en el interior del autor mexicano, luchando por una oportunidad pública. De ahí el ensayo, en sus múltiples variantes: políticos, artísticos, humanos. Pero ¿quién era Octavio Paz?, ¿Dónde se escondía el hombre, aquel que escribía más allá del nombre que lo firma y lo distingue?
Muestra de ello son sus ideas políticas. Octavio Paz en la antología preparada por el profesor Yvon Grenier: "Sueño en libertad", se nos presenta ataviado con esas perlas juveniles, del comunismo, del anarquismo, esos experimentos que sólo en la adolescencia no caducan y pueden florecer. Pronto un desengaño o más de uno, primero con el partido comunista, más tarde con toda la izquierda; y siempre con un esforzado interés en mantener alejados "la letra y el cetro". De ahí el legado de Paz: Frente a los posicionamientos políticos absolutos del intelectual, él se declara crítico con el poder tenga éste la máscara que tenga: "la libertad no se define, se ejerce". El marxismo entendido como praxis en el este de Europa ha abandonado su vocación liberadora y ha convertido el supuesto paraíso en un cementerio sin rostros, donde el individuo ha pasado de ser un nombre a un número más de la masa como en una cruel metágora orweliana. Éste es el Paz auténtico, el Paz libre y poderoso que es capaz de enfrentarse a Sartre y no perdonar los delirios irreales de una intelectualidad muy influyente en América Latina y Europa.
¿Qué Paz encontramos en los 80 y 90? Un Paz doméstico, cómodo para la hegemonia reaganiana, conservador, esperanzado en una nueva cara más limpia del PRI en México, con Salinas. ¿Se nos marchitó el crítico?, ¿se vendió en insobornable al poder?, ¿se hizo viejo?. Nunca sabremos que pasaba por la cabeza del insigne escritor al convertirse casi en un Periodista de cámara del gobierno mexicano. Donde antes veía dictadura, ahora percibe posibilidad, real politik... Octavio Paz murió en 1998 a los 84 años. Cuando afloran las dudas leamos "El ogro filantrópico". Libertad como acto, posibilidad de elegir, hacerlo, no esperar a las élites o a la historia.

No hay comentarios: