domingo, abril 16, 2006

De La Otra Vida

- Si un torbellino nos traga, como va a tragarnos sin duda, y nos devuelve a golpes a la vida, como un sueño agitado. Se trata de objetar a la nueva realidad: a la oficina o a los ecos repetidos. Un hombre tras otro hombre. Labor obligada, escueta ilusión que alimentamos, sin dudas, ni esperanzas. Una juventud para nada. Toda la música, el amor, las ganas de pelea, se diluyen en el trágico devenir de los días iguales, en la protección adulta del salario y el negocio. Me imagino en pocos años. Un breve cerrar de ojos, y la mañana fría, burocrática, enferma de negación y de huidas. Porque si me veis una mañana con un dossier en la mano, trabajando en cualquier empresa; si creéis que ese va a ser el final, os volveréis pilar de sal, por no haber escuchado mis palabras: Se perderá mi rastro en las estaciones, en los museos. No os lo digo de malas, ni me arrodillo humillado. Va a ser una escasa palabra en un blog, simple experiencia individual. Sin interés.

7 comentarios:

Pablo Sánchez dijo...

Sí, pero hablo de la vida EN la oficina. Nuestra oportunidad para ser creativos en la producción. Un imposible.

Pablo Sánchez dijo...

- Ya veo, ya...

Anónimo dijo...

En la oficina hay más cosas que aburrimiento y trabajo, y yo lo he decubierto trabajando. Un abrazo, Acamus. Sigo sin saber quién eres. Santiago

Latitud Cero dijo...

Quizá...

Latitud Cero dijo...

Quizá sí que lo tenga.

Paralelo 49 dijo...

Puede que si haya otro remedio, pero lo importante es que aún así - como tú dices- decidamos reirnos de todo esto.

Saludos,

Pablo Sánchez dijo...

- Brillante auri.