viernes, agosto 11, 2006

Un Cierto Dominio


- Cuando los domingos parecían aún domingos. El cielo cubierto, la mañana húmeda del norte y las narices taponadas por la alergia. Cuánto de verdad en esa experiencia solitaria, melancólica de estar bien (no digo a gusto) en tu entorno, seguro de que la vida debe desarrollarse de esta manera y no de otra. Quizás emitan “Juegos sin fronteras”. ¿Recordáis? Y la merienda podamos mojarla con naranjada. Sofía estará en su terrible Noruega natal, analizando los insectos del jardín, limpia, como solo las nórdicas pueden serlo. Y todo así, que hasta esperamos con ganas un fin de semana, para no salir, sólo disfrutarlo con alimentos antiguos (llámese Foigras, Fanta, Nesquik) y ropas de niños. Luego, quizás el tiempo mejore y vayamos a pasear cerca de la playa. Tú con tu toalla o la sombrilla. Yo prefiero el rastrillo y el cubo. Ser un niño bueno, al fin y al cabo y poder no pensar en nada demasiado a fondo…Pero quizás mejor así. Con esta silueta de plenitud a la espera. Sin aquellas mañanas de amor-en-familia. Pero más capaces, también, de no llorar por las noches.

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