sábado, abril 14, 2007

Una Curva Europea

- Todos eso círculos que dibujas en los márgenes del folio. Esa terrible estampa de niña prodigio, ¿no ves que es muy tarde? Es ridícula la forma que tienes de sorprenderme con tus toques en la espalda, la sonrisa que me chantajea, que me hace odiar el Congo, la aventura asiática. Puedes reclamar más atención, que me guste tu caminar descalzo, tu verano sin fumar. Y lo haré. Seguramente sea ése el principio de la buena vida.

No quiero cansarme demasiado entre todos esos muertos franceses. Recuperar el tiempo, la ilusión. Vamos a tener que apretar los dientes… Y tú y tus planes. No sabes cuánto te echo de menos.*



* No es nada personal.

2 comentarios:

B. dijo...

La palabra elegida eres tú. De hecho, tú eres todas las palabras.

Estornudas palabras, lloras palabras y tienes palabras bajo las uñas de arañar palabras sobre tu piel, escamada de palabras.

Hay palabras escatológicas, pulsaciones involuntarias de palabras y palabras segregadas como el sudor, que pervierten la templanza de tu gesto. Yo diría que te delatan, pero sin traición, francamente.

Así el sentido, aún sin hacer un uso excesivo, te pertenece, como una fibra capilar. Ese es el escarmiento de las palabras. Todo lo que eres es personal.

Si no me crees (estoy segura de que refutarías mis argumentos durante horas) ve y mira en tu almohada. Esta dicho.

Pablo Sánchez dijo...

- Sí, es cierto. Todo es personal. ¿A dónde pueden llevar las palabras cuando no se dicen, cuando se dejan flotar y se pudren sin remedio? Porque "amor", "soledad", "aventura","memoria" no significan nada más que víscera, que personalidad al fin y al cabo. Porque entre lo que es, lo que ha sido y lo que puede ser vamos creando nuestra biografía. Y lo demás son cicatrices que duelen con el cambio de estación.