jueves, diciembre 20, 2018

Tapiocas*



Algo ha debido de pasar en el planeta que nos hemos quedado sin dictadores. Poca broma. Quizás sea cosa del cambio climático, que habría borrado a los tiranos como hace con todas las especies vulnerables. ¡Cuántas veces nos habrán avisado los científicos del apocalipsis que vendrá por la extinción de las abejas! Con ellas aún hay esperanza, pero lo de los dictadores tiene peor pinta.

Como no soy un experto, sólo puedo quejarme de este paisaje yermo. Sin un Fidel o un Pinochet domando a las fieras, como que falta algo, ¿no les parece? La rectitud del mostacho, esas gafas oscuras, el sable del coronel. Y no me negarán la emoción de un buen desfile y del paso de la oca con el que los uniformados nos decían “mirad cómo aplastamos el ‘habeas corpus’”. Era muy emocionante.

Lo he dicho en alguna otra parte: qué lástima no haber podido vivir los tiempos de los dictadores. Teníamos uno en España, pero se nos marchitó de viejecito. Nuestros padres y abuelos lo vieron menguar hasta casi desaparecer en el balcón del Palacio de Oriente. Hoy no hay dictadores; no los busquen. ¡Jesús, María y José, si los hubiera o hubiese! ¿Se imaginan a los políticos de ahora en la trinchera, defendiendo la libertad de todos? Yo tampoco.

El inolvidable Franco lo expresó, al menos, una vez: no hay mal que por bien no venga. Pasaron los días de zozobra. Ahora todo es gestión y negocios. Insisto, lo más cercano a un dictador, ya lo saben, descansa, exactamente, a cincuenta y ocho kilómetros de Madrid; en el Valle de los Caídos, esa fortaleza desde donde, según dicen, el pequeño cruzado aún inspira al personal.

Nada queda del estilo Tapioca de San Theodoros. El planeta, finalmente, se ha civilizado y no es un crimen confortarse con la amabilidad de los nuevos jerarcas: esa venerable presencia de Alí Jamenei, la sonrisa de Mohamed bin Salmán o el empaque de Xi Jinping, que bien merece la llave de la capital que le ofrece doña Manuela. Oiga, pero, ¿y la represión? Calle, no se me ponga ‘vintage’.

* Columna publicada el 12 de Diciembre de 2018 en El Diario Montañés

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