miércoles, febrero 14, 2007

Mayor


- De entre la hierba urbana de la tarde, de entre la soledad o la promesa que se van agrandando por dentro, en una intención de prosperar y ser felices, podemos salir a divertirnos. ¡Ay!, qué destrucción la de los hombres, que reemplazan su carne por una imagen, una sonrisa. Porque el amor deja de ser y se aleja o no viene nunca si se piensa demasiado, si se empeña en glorificar, en ser algo más que compañía y placer.
Rápido el canal de la ciudad, en su eterna presencia, en su mendigo y su hotel de barrio, permanece sin más historia, sólo con la voluntad de parecerse, de igualar su pasado y su futuro, y avanza en silencio como una ballena de respiración mentirosa, artificial.

En vano hallarás a la mujer de la fotografía, a la dueña del secreto que no se resigna a su naturaleza irreal y va apareciéndose en cada nueva versión de lo atrayente.

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