viernes, diciembre 19, 2008

Límites

I

Ese camino que se intuye
anclado en la tierra,
dispuesto cómodamente entre dos vallas,
expuesto a la piedra y al hombre que se arrastra,
sin explicación pero inamovible,
perfectamente nítido, sin embargo,
desde la carretera,
nutrido de constantes
y figuras dispuestas, como deben estarlo.

Sombras de hombres, pero no siluetas,
apenas trazos de una presencia familiar
que distingue espacios y limita
nombres, y los crea en la seguridad del deber.

Los caballos quietos sobre la nieve,
abriendo hueco para el pasto,
helado por más que lo respiren.

II

Tierra seca pero invernal,
no firme, su hendidura
apenas llena de memoria
y de juego.

El hombre,
que irrumpe desconociendo su labor,
el destino,
todos los pozos yermos
y la nieve ausente.

Tiempo que pesa hoy
como piedra,
en forma de frío
anunciador, agorero,
de un desenlace cotidiano.

4 comentarios:

B. Criado dijo...

LÍMITES

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cual) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a Quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libro que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son los que me han querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.


J.L. Borges

Pablo Sánchez dijo...

Y el Borges éste, ¿en qué equipo juega?

B. Criado dijo...

Creoo que en equipo que jugarà la final contra uno de estos dos:

http://es.youtube.com/watch?v=i8ov2oNbkvo

Pablo Sánchez dijo...

Fundamental.