lunes, octubre 31, 2005

Ballad of a thin man

- Sergio me asegura que el asunto nacionalista está basado en simples razonamientos económicos. Yo no se qué decirle. Creo que es más fácil pensar así porque aún en ese estado de duermevela pueden aguantarse mejor los golpes. Sencillamente no lo creo. Pensando al respecto con buena fe se llega a la conclusión de que en el fondo lo que se propone es un mensaje de idealismo encubierto. Pero que sea idealista no fuerza las cosas ni da un carácter obligatoriamente benévolo al asunto. El propio sentido ético del Estatut coloca a la política española más allá del posmodernismo y en un precipicio esencialista cuyas consecuencias resultan difíciles de adivinar. Otros bienpensantes tratan de quitarle hierro al asunto con fórmulas del tipo: “A la mayoría del pueblo catalán no le interesan esos asuntos y quieren que los políticos solucionen los problemas que de verdad les importan”. Carta de reyes. Un argumento falso y además débil por cuanto adolece de una virtud primera que consiste en presuponer el interés del trabajador más allá del jornal. La virtud del actual estado de cosas está en que un interés por analizar las cosas intelectualmente choca de frente con argumentos tribales. Ahí tiene razón Sergio, pero sólo en parte. La libertad individual y la división de poderes no van a poder nunca con la sardana. Faltaría plus!!

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