jueves, marzo 16, 2006

Aprendizaje

- George Santayana: “Estamos condenados a vivir dramáticamente en un mundo que no es dramático”. Claro. Es lo que hablábamos del escenario. La crueldad del silencio que no controlamos ni podemos cambiar. La imposibilidad de encontrarse de verdad en un corto espacio de tiempo, en una realidad que no anima ni procura consuelo porque no es su cometido.
Están los que descansan su ánimo en la naturaleza, y creen apreciar matices místicos en el misterio verde del bosque o en la violencia meteorológica. Pero fracasan porque nadie preparó esto con esa finalidad. Dios, las brujas, los espíritus silvestres. Nada de esto estaba en el guión, nada apropiado para la acción salvadora en el mundo. Es posible que la razón nos empujara a esta fiesta sin motivo, al sacrificio inútil de la carne y del espíritu que no es tal, ni merece una atención exclusiva.
Es el drama de la banda sonora, la fugacidad del periodo feliz, la sublimación del placer como algo merecido, destinado. Pero no es así, verdad? Sabemos en el fondo que no hay lugar en esta tierra para un hombre nuevo, para el bien como lo deseamos. Todo se trata del semen. Por cualquier motivo expulsado o sagrado en las ceremonias mágicas. No hay motivo ni leyenda. Ni pasado. Pero lo sabéis verdad? Todo esto está tan claro, que aguantáis las lágrimas con un muro de fe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo voto por no aguantar las lágrimas.
Y aunque no venzamos, cada vez que lo intentamos logramos muchísimo. Amén, amor.

Pablo Sánchez dijo...

- No es dejar caer los brazos, es enfrentarse a la realidad sin capas metafísicas, sin lo que nos han enseñado que merece la pena. Construir desde un nuevo punto de vista. Más humano, sin el ritual.