domingo, julio 30, 2006

Filtro

- El problema está en no saber utilizar el lenguaje para incorporar matices válidos en las discusiones. Ocurre en la política, donde de un tiempo hasta parte se hace ideología más que necesaria labor gestora de los asuntos importantes, pero también nos pasa a nosotros en nuestra cotidianidad, en el día a día superviviente y mágico de los trabajadores o estudiantes. Nada peor que enamorarse o conocer a alguien interesante o medianamente satisfactorio a nuestros ojos para que, rápidamente, supuremos tópicos, nos introduzcamos en la obligada ceremonia de saludo, de los verbos vertebradores no sólo de la comunicación, sino del ocultamiento y el secreto que guardamos sólo para nosotros. Esto es la jungla y la lengua nos sirve de colmillo para defender o atacar según el caso. Cuando la población veinteañera de este país insiste en mostrarse acorde al cinismo de los tiempos, a la pretendida especulación que cierra puertas y abre competencia, aburrida muestra empresarial de la vida normal de hombres y mujeres, se percibe sin duda la caída de la moral, de la educación y los buenos sentimientos. ¿Qué sociedad nos lleva sin remedio a necesitar de los otros sólo como surtidores o posibles adversarios naturales?, ¿qué depuración de los valores, que ahora nos fatigan desde niños con sólo pensar en nosotros mismos? Porque el tiempo, al final, es más cruel, más implacable porque usa del silencio como arma; y de la paciencia. Y nos encontramos con ochenta años, quizás impedidos, solos y sin el amor y la amistad, únicamente con la compañía de colegas, compañeros de viaje que obtuvimos en buena compra. ¿Y a quién agarrar de la mano en el trance de la muerte? ¿A un socio, a una socia? Porque nadie vendrá después para besarnos la frente. Todo lo que el lenguaje nos brinda es simpleza, no poder hablar de lo importante porque no hay palabras, expresiones que vayan más allá de lo frívolo del trato, apenas amable y duradero. De esta forma se alzan victoriosos los malentendidos, la paranoia: por-no-hablar-las-cosas…Sólo pensar en Kobayashi Issa cuando dice:

Le sobrevive,
le sobrevive a todo
la frialdad.

1 comentario:

La estatua del jardín botánico dijo...

Hola. Gracias por visitar mi blog. El tuyo es muy interesante. Te he dejado un comentario más abajo, en otro post.