martes, julio 25, 2006

Obviedad Sobre El Amor Mientras Canta David Graye


- Gore Vidal, ciego y paralítico; solo desde la muerte de su pareja Howard Austen en 2003, y cabreado permanente con su gobierno, recuerda en una entrevista varios episodios de su vida en Ravello (Italia). Tras mucho escocernos su agria visión de la política y la sociedad norteamericanas, fulmina la conversación con esta frase dramática: "Cuando cito estas líneas, me obligo a volver a ese entonces, cuando Howard todavía vivía y nuestro mundo aún no había sido despedazado"…Recuerdo ahora la comodidad de Vidal en otro reportaje algo anterior, quizás de 1999: el dominio que ejercía sobre su vida y sus movimientos. Ahora está más viejo y más hundido, imposibilitado y sentimental (aunque él lo niegue). Quizás todo se limite a eso: escondernos del destino jugando al amor, al arte, a la política. Pretender engañarnos con valientes metas y nobles objetivos. No hay nada más que podamos hacer. Por eso la construcción que iniciemos debe ser buena ya que el morbo perderá su interés en nuestro ocaso. Pienso a menudo en esta frase de Vidal. Un proyecto de vida en común, abrazos, miradas, cenas románticas, lecturas, cine, hambre y sed de otros cuerpos. Pero sin recompensas de salud y de emociones. Thomas Merton, Kerouac, el mismo Vidal tuvieron su Nueva York, su California, su Italia. Su Dios y su Bourbon. Ahí que el tiempo se limita a un espacio un poco especial mientras nos damos una vuelta. Que nadie dramatice porque, al fin, ¿qué importa?, ¿a quién le importa lo que yo haga?, ¿a quién le importa lo que yo diga?...

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